Un lugar para caminar con San Pablo... para llevar a Cristo a cada persona en cada paso... un espacio para peregrinar a través de las Cartas de San Pablo, un lugar para reflexionar, compartir, y disfrutar de La Palabra a través de su gesta como el Apóstol de las Gentes. Una oportunidad más para conocer a Pablo de Tarso, misionar con él y llevar la Palabra de Jesús Resucitado.

sábado, septiembre 18

Espiritualidad del Apóstol según San Pablo :«Somos el buen olor de Cristo» (2 Cor. 2,15)

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«Somos el buen olor de Cristo» (2 Cor. 2,15)

Hablando de su apostolado, san Pablo constata que ha recibido la sublime misión de esparcir por todas partes la fragancia de Cristo (2 Cor. 2,14). En medio de un mundo corrompido por el hedor del pecado (cf. Rom. 3,10ss) contempla su acción evangelizadora como un difundir por el mundo entero el buen olor del conocimiento de Aquel cuyo nombre es «ungüento derramado» (cf. Ct. 1,3; Sir. 24,15). En el fondo de esta imagen late la convicción del inmenso atractivo de Cristo y de su amor, «que excede todo conocimiento» (Col. 3,19).

En ese versículo el «buen olor» es el mensaje de Cristo. Pero en el versículo siguiente desarrolla la imagen afirmando: «nosotros somos el buen olor de Cristo» (2 Cor. 2,15). Su misma vida, su misma existencia transformada, es buen olor, resulta atrayente. Sin embargo, remite a otro, es «buen olor de Cristo»: tratándose de una existencia transformada por Cristo, el perfume que exhala remite a Cristo; puesto que ha dejado a Cristo vivir en sí mismo (Gal. 2, 20), su vida toda remite a Cristo. Mensaje y mensajero se identifican.

Algo semejante encontramos en el texto ya citado de 2 Cor. 3,18: el apóstol refleja «como un espejo la gloria del Señor». Es un signo vivo del Señor y de su acción poderosa; pero un signo creciente, pues conforme va siendo transformado en Cristo, va reflejando su imagen y su gloria de manera cada vez más perfecta. Transformado en su interior -«ha hecho brillar la luz en nuestros corazones»- acaba manifestando esa vida nueva al exterior, pues ha sido transformado «para irradiar el conocimiento de la gloria de Dios que está en el rostro de Cristo» (2 Cor. 4,6).

De hecho, ya desde el comienzo, la simple noticia de su conversión constituía un testimonio viviente de la vida y del poder de Cristo: «las iglesias de Judea que están en Cristo no me conocían personalmente. Solamente habían oído decir: «El que antes nos perseguía ahora anuncia la Buena Nueva de la fe que entonces quería destruir». Y glorificaban a Dios por causa mía» (Gal. 1,22-24).

La paciencia y la misericordia que Cristo ha tenido con él sirven de ejemplo para otros muchos (1 Tim. 1,13-16). De este modo, hasta su misma obstinación y pecado han sido motivo de testimonio -más aún, el máximo motivo-, pues han dado ocasión para que Cristo muestre quién es y de lo que es capaz, al transformar al perseguidor en apóstol.

De este modo, hasta las situaciones aparentemente más negativas se convierten en ocasión de testimonio. Humanamente la situación de encarcelamiento constituye una traba absoluta para la evangelización. Sin embargo, Pablo, prisionero por Cristo, puede escribir a los de Filipos: «quiero que sepáis, hermanos, que lo que me ha sucedido ha contribuido más bien al progreso del Evangelio; de tal forma que se ha hecho público en todo el Pretorio y entre todos los demás, que me hallo en cadenas por Cristo. Y la mayor parte de los hermanos, alentados en el Señor por mis cadenas, tienen mayor intrepidez en anunciar sin temor la Palabra» (Fil. 1,12-14).

En su misión de predicar a Cristo, San Pablo no ha olvidado que era absolutamente esencial dejarse configurar con Cristo. «Crucificado con Cristo» (Gal. 2,19), su existencia se ha ido plasmando a imagen y semejanza de su Señor. La vida y las actitudes de Cristo se reproducían en las de su enviado. Y por eso su existencia toda era testimonio elocuente de Cristo. Y por eso podía exhortar: «Sed imitadores míos, como yo lo soy de Cristo» (1 Cor. 11,1). Cuando a lo largo y ancho del Imperio Romano los hombres y mujeres escuchaban a Pablo predicar a Cristo, podían ver reflejado en él al Cristo que anunciaba, pues era transparencia perfecta de Cristo, otro Cristo.

martes, septiembre 14

Encuentros: Vitaminas Energizantes #2: Testigo de Vida Septiembre Mes de la Biblia


Encuentros

Vitaminas Energizantes n. 2 Testigo de vida

Septiembre: Mes de la Biblia


Nel "Mes de la Biblia" se multiplican las iniciativas para su lectura, estudio, Your browser may not support display of this image. profundización, en nuestras Iglesias latinoamericanas. En esta ocasión, presentamos la obra estimulante del beato Santiago Alberione (1884-1971) que, en nuestro tiempo, ha sido, tal vez, el que más hizo circular en campo católico el libro sacro: planificando, editando, y difundiendo millones de ejemplares, con la generosa utopía de llegar, no solo a las familias, sino a cada persona en particular. Conocido como el profeta de la comunicación social en campo católico y el fundador de la Familia Paulina, puso la Biblia en el centro de su misión. En este campo hizo dos “regalos” a la Iglesia y al mundo.

1.La “popularización” de la Biblia, lo que significó hacerla traducir, imprimirla, difundirla en millones de ejemplares y en diferentes idiomas, a precios módicos.. Por eso Fundó la Sociedad Bíblica Internacional Católica, con el ánimo de llegar a mayor número de personas, con todos los medios moderno de difusión, y comenzó con el Evangelio "que por ese entonces tan sólo algunas personas, y raramente lo leían". En 1927, lanza la Biblia de la Familia, para el hogar; y para incrementar la obra, ya tan floreciente, inicia las "Jornadas del Evangelio" en las parroquias; y la " Asociación para la lectura diaria del Evangelio" (1933). En 1932, en plena crisis económica mundial, lanza la "Biblia pastoral": con introducciones y notas de índole popular y a un precio bajísimo...Se realizaba su sueño paulino: "que la Palabra de Dios corra y sea honrada" (2Tes 3,1). En 1960, lanza la campaña: ¡Una Biblia en cada familia!, difundiendo un millón de ejemplares. Con el Concilio lanza su último anhelo apostólico: “No es suficiente que haya una Biblia en cada hogar; es necesario que cada persona posea su propia Biblia y la convierta en alimento cotidiano".

2. Orar la Biblia: Una hora con Cristo -El padre Alberione no se contentaba con difundir Ia Biblia, quería que llegase a la vida de las personas y por eso inculcaba la "Visita de una hora a Jesús eucarístico con la Biblia", estructurada, sobre el Cristo Verdad-Camino-Vida. En la primera parte: Verdad: 20 minutos de lectura y meditación del texto bíblico; en lasecunda parte: Camino: 20 minutos de examen, confrontándose con el texto meditado: ¿Qué me ha dicho Jesús?; la tercera parte: Vida es el momento del dialogo oracional: a partir del texto meditado, se reza por la Iglesia y las necesidades del mundo. Es una "hora de clase" con Jesús Maestro y su objetivo: Que Cristo viva en mí, en nosotros, hasta la plenitud. Era el sueño de san Pablo que el beato Alberione recoge para todos: "Hasta que Cristo se forme en ustedes". Estaba convenido que así el texto sagrado, no sólo puede cambiar la persona, sino la misma sociedad. Por eso no se cansaba de recomendarla. Son dos “regalos” que no sólo no van olvidados, sino cotinuados para promover la lectura orada de la Palabra de Dios.

Sugerimos, algunas traducciones de la Biblia


1. Santa Biblia, San Pablo, España, traducida de los textos originales por un equipo de especialista y revisada a los 24 años por otro grupo de especialista. Óptima traducción.

2. La Biblia Latinoamericana, San Pablo, España y ediciones en América Latina, traducida de los textos originales. Notas pastorales.

3. El Libro del Pueblo de Dios. Argentina, textos originales,. Notas. Ed. San Pablo.

4. Biblia de América, La Casa de la Biblia, España, de los textos originales.

5. La Biblia del Peregrino, España traducida por L. A. Schokel (3 Tomos. Notas).

6. La Biblia de nuestro pueblo para América, traducida por L.A. Schökel, con notas adaptadas a nuestra realidad continental.

7. La Biblia de Jerusalén: edición renovada, de los textos originales.

8. La Biblia para los más pequeños. Ed. San Pablo. Bs. Aires

9. Mi primera Biblia portátil. Ed. San Palo. Bs. Aires. 2010


Your browser may not support display of this image. Somos la única Biblia


Cristo no tiene manos sólo tiene nuestras manos

para hacer su trabajo hoy.

Cristo no tiene pies

sólo tiene nuestros pies

para guiar a los hombres por sus senderos.

Cristo no tiene labios sólo tiene nuestros labios

para hablar de sí a los hombres de hoy

Cristo no tiene medios .

sólo tiene nuestra ayuda para conducir

a los hombres hacia sí.

Nosotros somos la única Biblia

que los pueblos leen todavía;

somos el único mensaje de Dio

escrito con obras y palabras.

(Oración del siglo XIV)


EL EVANGELIO Y LA TRADICIÓN

Bernard Sesboüé, 235 páginas. San Pablo, Argentina. El autor presenta la tradición viva del Evangelio a través de la historia. Como conclusión,

se anima a reflexionar sobre las nuevas tareas

a las que el Evangelio nos invita hoy.

martes, septiembre 7

Espiritualidad del Apóstol según San Pablo : «Luchad conmigo» (Rom. 15,30)

«Luchad conmigo» (Rom. 15,30)

Sin embargo, San Pablo no sólo hace a sus comunidades beneficiarias y receptoras de su oración, sino que les invita a que ayuden en su tarea evangelizadora apoyando y sosteniendo su apostolado con la oración.

Comprobamos así la humildad de Pablo, que se reconoce débil y tiene la conciencia clarísima de que la misión encomendada supera ilimitadamente sus propias fuerzas (cf. 2 Cor. 2,16). Cuando le vemos solicitando la oración de sus cristiano no nos encontramos ante una mera fórmula vacía, sino ante la convicción de que necesita de esta oración y de que la intercesión de las comunidades es una ayuda inestimable para realizar su misión evangelizadora. En el fondo subyace la convicción -seguramente basada también en la experiencia- de la eficacia y de la fuerza de la oración hecha en nombre de Cristo y guiada por el Espíritu (cf. Rom. 8,26-27).

Y comprobamos también algo típico del espíritu de Pablo -como veremos más adelante-: el ansia de incorporar a sus evangelizados como miembros activos y colaboradores positivos en la inmensa obra de la evangelización.

Quizá sorprenda la expresión «luchad juntamente conmigo en vuestras oraciones» (Rom. 15,30 cf. Col. 4,12). Sin embargo, si la consideramos atentamente nos damos cuenta que es sumamente reveladora. La imagen, que hunde sus raíces en el A.T, (Ex. 17,8-13; 32,11-14; Gen. 18,17s.), sugiere que las grandes batallas se ganan en la oración. Pablo, que vive todo su apostolado como un combate (Col. 1,29; 2,1; 2 Tim. 4,7), ve en la súplica el arma decisiva (Ef. 6,13-18). Y está persuadido de que, lo mismo que el pueblo de Israel vencía cuando Moisés estaba intercediendo ante Dios con las manos elevadas en la cima del monte, el Evangelio avanzará de manera imparable si logra que todo un pueblo interceda incesantemente sin desfallecer en la plegaria (2 Tes. 3,1).

También es revelador lo que indica a sus comunidades que pidan. Hemos visto que en su oración no pedía por sí mismo, sino por sus cristianos; y cuando suplicaba algo para sí -por ejemplo, por sus proyectos de viaje-, tampoco era en realidad para sí mismo, sino en función de su tarea apostólica. Su vida no existe más que para el Evangelio. El único anhelo que arde en su corazón es la salvación de los hombres. Y esto se refleja también en lo que les indica que deben pedir.

Desde luego, pide para sí mismo. Pero no para intereses suyos particulares -menos aún egoístas-. Sólo desea que le sea otorgada la gracia de que Dios mismo ponga su Palabra en su boca (Ef. 6,19) y pueda dar a conocer el Misterio de Cristo como conviene (Col. 4,4).

Ante las continuas dificultades y persecuciones en la tarea evangelizadora, pide sobre todo el don de la «parresía» (ardor, valentía, seguridad, confianza en la predicación del Evangelio). Esta es sin duda una de las cualidades más necesarias en el evangelizador (1 Tes. 2,2; 2 Cor. 3,12; 7,4; Fil. 1,20; Col. 2,15; Ef. 3,12; 6,19-20; Flm. 8), y por eso insiste en que pidan para él que «pueda dar a conocer con valentía el Misterio del Evangelio» y «pueda hablar de él valientemente como conviene» (Ef. 6,19-20).

Asimismo espera de la oración de sus cristianos que alcance la gracia de que «Dios abra una puerta a la Palabra» (Col,. 4,3). La imagen significa (1 Cor. 16,9; 2 Cor. 2,12) una ocasión para predicar, una circunstancia que favorezca la difusión del Evangelio de Cristo. También esto es gracia de lo alto. Y Pablo espera lograrla por la intercesión de sus comunidades.

Incluso cuando les pide que supliquen «para que nos veamos libres de los hombres perversos y malignos» (2 Tes. 3,2; cf. Rom. 15,30-32; 2 Cor. 1, 10-11) es con el deseo de que desaparezcan los estorbos en el camino del Evangelio y en la tarea apostólica.

Otros textos: 1 Tes. 5,25; Fil. 1,19; Flm. 22; 1 Tim. 2,1-7.

jueves, septiembre 2

Espiritualidad del Apóstol según San Pablo :«Doblo las rodillas ante el Padre» (Ef. 3,14)

«Doblo las rodillas ante el Padre» (Ef. 3,14)

En los primeros capítulos de la carta a los Romanos san Pablo ha mostrado que todos los hombres son pecadores, incapaces de salvarse a sí mismos y necesitados de que Dios se acerque a ellos con su gracia.

De esta conciencia de la necesidad acuciante de auxilio de Dios y de su gracia brota la oración apostólica de Pablo. Pues todo su apostolado, ordenado como está a la salvación, sólo puede obtener su eficacia como gracia, como don de Dios.

Todas las cartas están empapadas de esta súplica insistente y confiada por el bien espiritual de los cristianos y por las necesidades de las diversas comunidades (1 Tes. 3,11-13; 5,23; 2 Tes. 1,11-12; 2,16-17; 3,5-16; Col 1, 9-10; Ef. 1,16-18; 3,16-19; Fil. 1,9-11).

Los dones que pide para sus cristianos son: conocimiento de Dios, de su amor, de sus planes, de su voluntad; que crezca su fe y su caridad; que se hagan dignos de su vocación agradando a Dios y realizando en su vida frutos de buenas obras; que Cristo sea glorificado en ellos y ellos en Él; que lleguen santos e irreprensibles al día de Cristo...

Como se ve, en muchos de los textos citados, san Pablo espera de Dios a través de la oración que sus cristianos alcancen la plenitud y la perfección de la vida en Cristo; su ardiente deseo era el crecimiento continuo de los que le habían sido confiados; para ellos pide expresamente esta plenitud y suplica a Dios que puedan presentarse «santos e irreprensibles» al encuentro definitivo con el Señor. Pues también esto es gracia de Dios. San Pablo sabe muy bien que el que ha iniciado la obra buena debe llevarla también a su consumación (Fil. 1,6), pues es Dios mismo quien obra en los hombres tanto el querer como el obrar (Fil. 2, 13).

En su oración entra también el pedir a Dios que realice sus proyectos de viaje (1 Tes. 3,10-11; Rom 1,9-10; 2 Tim. 1,3-4). Ello expresa su confianza en la Providencia en medio de las incontable dificultades, así como la convicción del poder de la oración para cambiar el curso de los acontecimientos y permitir el cumplimiento de los planes de Dios.

Este es..

... un espacio para peregrinar a través de las Cartas de San Pablo, un lugar para reflexionar, compartir, y disfrutar de La Palabra a través de su gesta como el Apóstol de las Gentes. Una oportunidad más para conocer a Pablo de Tarso, misionar con él y llevar la Palabra de Jesús Resucitado.