Pablo de perseguidor a Apóstol de Cristo
Quiero que sepan, hermanos, que la Buena Noticia que les prediqué no es cosa de los hombres, porque yo no la recibí ni aprendí de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo.
Seguramente ustedes oyeron hablar de mi conducta anterior en el Judaísmo: cómo perseguía con furor a la Iglesia de Dios y la arrasaba, y cómo aventajaba en el Judaísmo a muchos compatriotas de mi edad, en mi exceso de celo por las tradiciones paternas.
Pero cuando Dios, que me eligió desde el seno de mi madre y me llamó por medio de su gracia, se complació en revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara entre los paganos, de inmediato, sin consultar a ningún hombre y sin subir a Jerusalén para ver a los que eran Apóstoles antes que yo, me fui a Arabia y después regresé a Damasco. (Gálatas 1, 11-17)
Reflexión: Pablo, como otros profetas, desde el seno de su madre, ha sido destinado totalmente a la misión de convertir a los paganos al Evangelio. Llegado el momento establecido por Dios, se produce su conversión y vocación.
Consigna: Como Pablo, convertirse al Evangelio, para luego anunciarlo.
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Con los saludos y la oración del P. Benito
Divúlgalo entre tus amistades
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