Vitaminas Paulinas para el Año Sacerdotal n. 22
Pablo: heraldo, apóstol y maestro del Evangelio
No te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que soy su prisionero. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos que es necesario padecer por el Evangelio, animado con la fortaleza de Dios. Él nos salvó y nos eligió con su santo llamado, no por nuestras obras, sino por su propia iniciativa y por la gracia: esa gracia que nos concedió en Cristo Jesús, desde toda la eternidad, y que ahora se ha revelado en la Manifestación de nuestro Salvador Jesucristo. Porque él destruyó la muerte e hizo brillar la vida incorruptible, mediante la Buena Noticia, de la cual he sido constituido heraldo, Apóstol y maestro. (2Timoteo 1,8-11).-
Reflexión: Pablo recuerda a Timoteo –y a todos- que es Dios que da gratuitamente la vocación a predicar el Evangelio. Y esto conlleva sufrimiento para ser fecundo.
Consigna: ¿Estás convencido que todos estamos llamados a ser “discípulos misioneros” del Evangelio (Doc. De Aparecida), a pesar de las dificultades y sufrimientos que podamos encontrar?
Con los saludos y las oraciones del P. Benito
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