Pablo ya "anda por ahí" cuando los apóstoles reciben al Espíritu Santo el día de Pentecostés y el es testigo de los primeros prodigios, persecuciones y expansión de los cristianos.
- ¿Quién no se ha sentido, en algún momento de su vida, parte de los primeros cristianos destinatarios de esos consejos de Pablo, de su cariño y de sus enseñanzas?
- ¿Quién no se ha sentido nunca traspasado por la espada de doble filo que es la palabra viva y apasionada del apóstol?
- ¿Quién no ha cerrado a veces el evangelio enfadado por la aparente intolerancia de los consejos del apóstol, pero tocado por su pasión de Cristo?
- ¿Qué mujer empezando por mí no se ha molestado al escuchar o leer su estilo machista al hablar del sometimiento de las mujeres a sus maridos?...
A pesar de esto sabemos que fue y es un santo apasionado y único, mártir de la Iglesia, un hombre cuya valentía, vehemencia y agresividad, convierte Dios en instrumento del apostolado.
¿Quién era y de dónde viene Pablo?
Saulo era un hombre instruído en la cultura de su tiempo, la griega, y en la tradición de su pueblo, la judía: judío de la diáspora. Aunque él no conoció a Jesús personalmente como los apóstoles, había escuchado de sus enseñanzas en la Sinagoga y a través de sus estudios a los que se entregó con la misma pasión que se entregó a todo en su vida. Estos le prepararon para su encuentro con el cristianismo a través de los “seguidores del Camino” (como se conocían a los cristianos) y con la Verdad que siempre anheló conocer y defender.
Saulo era fariseo, y lo dice con orgullo. Fariseo significa “separado”. Eran los más rigurosos de los judíos. Aparecen como reacción contra la inclinación de ciertos judíos hacia las costumbres griegas. El fariseo se aferra a la Ley mosaica para evitar la influencia en ella del helenismo.
El fariseo, depositario de la Ley de Dios, se hizo dueño de ella. Ese fue su pecado. Para ellos la religión se centraba en el culto, pero en los actos exteriores del culto y no en la actitud interna del corazón. Se olvidaron del espíritu que la animaba y quedó solo en letra vacía. Convirtiéndose en un suplicio el tratar de vivirla y en un montón de leyes que Dios no había revelado en ningún momento (más de 600 preceptos añadidos, con el tiempo, a los mandamientos de Moisés). Todo esto para defender la Ley de los paganos y llegando a defenderla de los mismos judíos. Logrando así que el pueblo judío se alejase de ella.
Todo hombre que profundiza en la búsqueda de la verdad con pureza de corazón se termina encontrando con ella, aunque ande por caminos equivocados. Dios sabe enderezar caminos. Y eso fue lo que pasó con Pablo.
Reconociendo que Dios está en todas partes y que estaba en el interior de Saulo, aún siendo perseguidor de los cristianos, Saulo vivía empapado de Dios. Su escuela la sinagoga, su maestro el famoso Rabino Gamaliel que, como todo hombre atraído por la verdadera sabiduría, fue instrumento del mismo Jesucristo, “para ir entrenando los oídos de los hombres en orden a la predicación de Evangelio” (San Clemente de Alejandría).
El perseguidor
Saulo tenía unos 28 años cuando sucede el martirio de Esteban. Es muy probable que Esteban y Saulo hayan estudiado juntos en la escuela de Gamaliel.
Esteban acusa a los judíos de ceguera y sordera ante la palabra de Dios manifestada en Jesús (Hc 7, 51-53).
- ¿Qué le sucedió a Pablo/Saulo en aquel momento dramático?
No lo sabemos. Pero los hechos sucedidos nos permiten hacer la siguiente interpretación.
- Esteban estaba muriendo y exclama:
¡Señor no los condenes por este pecado! (Hc 7,60)
Y
Estoy viendo al Hijo del Hombre de pie a la derecha del Padre
Dos cosas son evidentes
- Vió el cielo abierto. Es decir el estar siendo acogido por Dios, está en el lugar donde Dios lo quiere, el de los justos. ¡En el momento de su muerte Esteban poseía la justicia que Pablo no lograba alcanzar, a pesar de todos los esfuerzos por observar la Ley! ¡Esteban conseguía la justicia sin observar la Ley! Pues estaba siendo condenado por ser transgresor de la Ley (Hc 6,11).
- Esteban ve a Jesús a la derecha de Dios, es decir, Dios había acogido a Jesús, el mismo Jesús que había sido condenado por el tribunal al igual que el de blasfemo (Hc 26,65).
Pero veamos esto:
¡Acogiendo a Jesús, Dios condena al tribunal, condena al mismo Pablo y a sus creencias!
Pablo procura callar la voz de Esteban y de los cristianos. Quién sabe, tal vez quería callar la voz de su propia conciencia… Al perseguir a los cristianos, Pablo huía de sí mismo y de Dios. Hasta que Dios lo agarró y lo derribó en el camino de Damasco.
¡Fue allí donde se rajó la fuente de donde Pablo sacaba agua para beber! Fue allí donde la muerte de Esteban acabó dando resultado.
(Continuará...)
Maité Rodríguez
Colaboradora Paulina
No hay comentarios:
Publicar un comentario