Un lugar para caminar con San Pablo... para llevar a Cristo a cada persona en cada paso... un espacio para peregrinar a través de las Cartas de San Pablo, un lugar para reflexionar, compartir, y disfrutar de La Palabra a través de su gesta como el Apóstol de las Gentes. Una oportunidad más para conocer a Pablo de Tarso, misionar con él y llevar la Palabra de Jesús Resucitado.
lunes, enero 26
LA CONVERSIÓN DE PABLO
Pablo, llamado Saulo en el uso y rigor judío, afirmaba con vehemencia que el Evangelio que predicaba no lo había aprendido o recibido de los hombres.
Perteneció a la casta de los fariseos. Había nacido en Tarso, ciudad que pertenecía al mundo grecorromano; quien nacía allí tenía la categoría de ciudadano romano y lo era tanto como el centurión, el procurador, el tribuno o magistrado. Necesariamente, por ser judío no le cupo más suerte en la niñez que andar disimulando su condición entre los demás del pueblo, ocultando su creencia, tenida como superstición por los paganos romanos. Es posible que esto le fuera encendiendo por dentro y le afirmara aún más en su fe, cuando iba creciendo en edad y tenía que defenderse marchando contra corriente.
Era más bien bajo, de espaldas anchas y cojeaba algo. Fuerte y macizo como un tronco. Un rictus tenía que le hacía fanático. Conocía los manuscritos viejos escritos con signos que a los griegos y a los romanos les parecían garabatos ininteligibles, pero que encerraban toda la sabiduría y la razón de ser de un pueblo. Listo como un sabio en las escuelas griegas de Tarso, familiarizado con los poetas y filósofos que habían pasado el tiempo escribiendo en tablillas o pensando. Para los griegos solo era un hebreo, miembro de aquellas familias que vivían en un islote social, aislado entre misterios inaccesibles a los de otra raza, uno de los que tenían prohibido el acceso a las clases cultas y dirigentes; era de esos que se hacían despreciables por su puritanismo, por sus rarezas ante los alimentos, su modo de divertirse, de casarse, de entender la vida, de no asistir a los templos ¡un ambiente nada claro!
A los dieciocho años se fue a Jerusalén para aprender cosas del judío verdadero, las de la Ley patria, la razón de las costumbres; ansiaba profundizar en la historia del pueblo y en su culto. Gamaliel lo informó bien por unos cuartos. Aprendió las cosas yendo a la raíz, no como las decía la gente poco culta del pueblo sencillo y llano. Supo más y mejor del poder del Dios único; aprendió a darle honra y alabanza en el mayor de los respetos y malamente soportaba con su pueblo el presente dominio del imponente invasor. Esto le ponía furioso. Los profetas daban pistas para un resurgimiento y los salmos cantaban la victoria de Dios sobre otros pueblos y culturas muy importantes que en otro tiempo subyugaron a los judíos y ya desaparecieron a pesar de su altivez; igual pasaría con los dominadores actuales. El Libertador no podría tardar. Mientras tanto, era preciso mantener la idiosincrasia del pueblo a cualquier costa y no ser como los herodianos, para que la esperanza hiciera posible su supervivencia como nación. No se podía dejar que un ápice lo apartara de la fidelidad a las costumbres patrias. Eso le hizo celoso.
Y mira por donde, aquella herejía estaba estropeando todo lo que necesitaba el pueblo. Locos estaban adorando a un hombre y crucificado. No se podía permitir que entre los suyos se ampliara el círculo de los disidentes. Había que hacer algo. No pasaban, sino que las noticias decían que estaban por todas partes como si se diera una metástasis generalizada de un cáncer nacional. Hacía años que ya estuvo, colaborando como pudo, en la lapidación de uno de aquellos visionarios listos, serviciales, piadosos y caritativos pero que hacían mucho daño al alto estamento oficial judío; fue cuando lo apedrearon por blasfemo a las afueras de Jerusalén, y lastimosamente él sólo pudo guardar los mantos de los que lo lapidaron. Hasta le parecía recordar aún su nombre: Esteban.
Su conversión fue en un día insospechado. Nada propiciaba aquel cambio. Precisamente llevaba cartas de recomendación de los judíos de Jerusalén para los de Damasco; quería poner entre rejas a los cristianos que encontrara. Hasta allí se extendía la autoridad de los sumos sacerdotes y principales fariseos; como eran costumbres de religión, los romanos las reconocían sin hacerles ascos. Saulo guiaba una comitiva no guerrera pero sí muy activa, casi furiosa, impaciente por cumplir bien una misión que suponían agradable a Dios y purga necesaria para la estabilidad de los judíos y para proteger la pureza de las tradiciones que recibieron los padres. Aquello parecía la avanzada de un ejército en orden de batalla, con el repiqueteo de las herraduras en las pezuñas de las monturas sobre el duro suelo de roca ante Damasco donde caracoleaban los caballos. Llevaban ya varios días de caminata; se daban por bien empleados si la gestión terminaba con éxito. Iba Saulo "respirando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor". En su interior había buena dosis de saña.
"Y sucedió que, al llegar cerca de Damasco, de súbito le cercó una luz fulgurante venida del cielo, y cayendo por tierra oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dijo: ¿Quién eres, Señor? Y él: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, y entra en la ciudad y se te dirá lo que has de hacer. Y los hombres que le acompañaban se habían detenido, mudos de espanto, oyendo la voz, pero sin ver a nadie. Se levantó Saulo del suelo y , abiertos los ojos, nada veía. Y llevándole de la mano lo introdujeron en Damasco, y estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió" (Act. 9, 3-9).
Tres días para rumiar su derrota y hacerse cargo en su interior de lo que había pasado. Y luego, el bautismo. Un cambio de vida, cambio de obras, cambio de pensamiento, de ideales y proyectos. Su carácter apasionado tomará el rumbo ahora marcado sin trabas humanas posibles _su rendición fue sin condiciones_ y con el afán de llevar a su pueblo primero y al mundo entero luego la alegría del amor de Dios manifestado en Cristo.
El relato es del historiador Lucas, buen conocedor de su oficio. Se lo había oído veces y veces al mismo protagonista. No hay duda. Vió él mismo al resucitado; y lo dirá más veces, y muy en serio a los de Corinto. Por ello fue capaz de sufrir naufragios en el mar y persecuciones en la tierra, y azotes, y hambre y cárcel y humillaciones y críticas, y juicios y muerte de espada; por ello hizo viajes por todo el imperio, recorriéndolo de extremo a extremo. Y no creas que se lamentaba; le ilusionaba hacerlo porque sabía que en él era mandato más que ruego; el dolor y sufrimiento más bien los tuvo como credenciales y las heridas de su cuerpo las pensaba como garantía de la victoria final en fidelidad ansiada.
Entre tantas conversiones del santoral, la de Pablo es ejemplar, paradigmática. Más se palpa en ella la acción divina que el esfuerzo humano; además, enseña las insospechadas consecuencias que trae consigo una mudanza radical.
Autor: Arquidiócesis de Madrid
La conversión de San Pablo
Fiesta, 25 de enero
Tomado de :
http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=732
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lunes, enero 19
Primer Viaje Misionero de Pablo: El Padre Ama y da su luz a todos los pueblos.
Palabra: Primera Carta a los Tesalonicenses
"Pablo y Bernabé, enviados por el Espíritu Santo, fueron a Seleucia y de allí se embarcaron para Chipre. Al llegar a Salamina anunciaron la Palabra de Dios en las sinagogas de los judíos". (Hech 13, 4-5).
Pablo, lleno dek Espíritu Santo, se pone en camino para anuncia el Evangelio a los paganos, a fin de que lleguen a ser una "ofrenda agradable a Dios, santificada por el Espíritu Santo". (Rom 15, 15-16).
Al visitar las comunidades exhortaba a perseverar en la fe, recordándoles que debían pasar por muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios". (Hech 14,22).
Después de este viaje, Pablo y Bernabé van a Jerusalén.
Pablo estaba marcado por el profeta Isaías, aquel que hablaba de la fidelidad de Dios con Israel y la misericordia con todos los pueblos.
"Sean mutuamente acogedores, como Cristo los acogió a ustedes para la gloria de Dios. Porque les aseguro que Cristo se hizo servidor de los judíos para condirmar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas que él había hecho a nuestros padres y para que los paganos glorifiquen a Dios por su misericordia. Así lo enseña la Escritura cuando dice: Yo te alabaré en medio de las naciones, Señor, y cantaré en honor a tu nombre. Y en otra parte dice: ¡Pueblos extranjeros, alégrense con el Pueblo de Dios¡ y también afirma: ¡Alaben al Señor todas las naciones; glorifíquenlo todos los pueblos! Y el profeta Isaías dice a su vez: "Aparecerá el brote de Jesé, el que se alzará para gobernar las naciones paganas: y todos los pueblos pondrán en el su esperanza (Rom 15, 7-12)."
Este texto es parte de una propuesta que nos trae Paulinas. La autora, Teresa Groselj, nos presenta un texto distinto, una serie de íconos sobre la vida de San Pablo sobre los cuales reflexionar no solamente acerca de su vida y la misión sino cómo vivir la Palabra y cómo el propio Pablo la vivió, por ella sufrió y la cual amó a tal grado de entregar su vida. Este texto incluye una propuesta de Encuentros para reflexionar sobre todo ello y recorrer en nuestra vida diaria el mismo camino misionero que Pablo, Jesús: Camino, Verdad y Vida.
Preguntas Sugeridas para el encuentro:
¿Cuál es mi actitud ante cada persoan que me encuentro y se manifiesta alejada de Dios? ¿ Tengo simpre presente que Cristo murió por cada persona? (Rom 14,1-15) ¿Voy al encuentro de las personas más alejadas y más necesitadas? ¿Busco escuchar la Palabra para anunciarla a todos?
Textos Bíblicos Sugeridos: Semejanzas de Pablo con Jesús.
Lc 4,28 Hech 13,21 Causan Sorpresa y Admiración
Lc 10,11 Hech 13, 45-47 Causan Rechazo
Lc 9,5 Hech 13,51 Sacuden el polvo de sus pies
Mt 10, 22 Hech 14,19 Son rechazados, apedreados.
Mt 9, 1-2 Hech 14, 8 Curan a un paralítico
Oración conclusiva:
Oración a San Pablo
Santo Apóstol
que con tu doctrina y caridad
has evangelizado al mundo entero,
mira benigno a tus hijos y discípulos.
Todo lo esperamos
de tus súplicas al maestro Divino y a María,
Reina de los Apóstoles.
Haz, Doctor de las gentes,
que vivamos de la fe,
nos salvemos por la esperanza
y reine en nosotros soberana la caridad.
Consigue para nosotros, Vaso de elección,
que correspondamos dócilmente a la gracia divina,
para que no quere infructuosa en nosotros.
Haz que cada vez más te conozcamos,
amemos e imitemos;
que seamos miembros vivos de la Iglesia,
Cuerpo místico de Jesucristo.
Suscita muchos y santos apóstoles.
Experimente el mundo el calido soplo de la verdadera caridad.
Haz que todos conozcan
y glorifiquen a Dios
y al Maestro Divino, Camino, Verdad y Vida.
Y Tú, Señor Jesús,
que nos ves desconfiar de nuestras fuerzas,
concédenos, por tu misericordia,
ser defendidos contra toda adversidad
por la poderosa intercesión de San Pablo,
nuestro maestro y padre.
Santo Apóstol
que con tu doctrina y caridad
has evangelizado al mundo entero,
mira benigno a tus hijos y discípulos.
Todo lo esperamos
de tus súplicas al maestro Divino y a María,
Reina de los Apóstoles.
Haz, Doctor de las gentes,
que vivamos de la fe,
nos salvemos por la esperanza
y reine en nosotros soberana la caridad.
Consigue para nosotros, Vaso de elección,
que correspondamos dócilmente a la gracia divina,
para que no quere infructuosa en nosotros.
Haz que cada vez más te conozcamos,
amemos e imitemos;
que seamos miembros vivos de la Iglesia,
Cuerpo místico de Jesucristo.
Suscita muchos y santos apóstoles.
Experimente el mundo el calido soplo de la verdadera caridad.
Haz que todos conozcan
y glorifiquen a Dios
y al Maestro Divino, Camino, Verdad y Vida.
Y Tú, Señor Jesús,
que nos ves desconfiar de nuestras fuerzas,
concédenos, por tu misericordia,
ser defendidos contra toda adversidad
por la poderosa intercesión de San Pablo,
nuestro maestro y padre.
Por Beato Santiago Alberione
martes, enero 13
Pedro y Pablo: "En rodaje"
Pedro les dijo: "Arrepentíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para Perdón de vuestros pecados y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promosa es para vosotros, para vuestros hijos y para todos los que están lejos, para todos cuantos el Señor nuestro Dios llame. Y con otras mucha palabras testificaba y les exhortaba diciendo: -¡Sed salvos de esta perversa generación! Así que los que recibieron su palabra fueron bautizados y fueron añadidas en aquel días como tres mil personas. (Hechos 2, 38-41).
Ese día abrazaron la fe como tres mil personas. ¿Fueron las palabras de Pedro las que convencieron a tanta gente? No, sin duda el Espíritu Santo actuó tanto en el que hablaba como en el que escuchaba. Porque probablemente ni Pedro conocía a la perfección la profundidad del mensaje que estaba transmitiendo. Nos pasa a nosotros que al enseñar o repetir las ideas o palabras del Evangelio a otras personas envuelta en el papel de nuestra propia torpeza un diamante que ni siquiera nosotros conocemos el valor. Sólo podemos intuir.
Eso lo tiene el don del Espíritu Santo que nos hace capaces de hablar de lo que no sabemos y de escucharon lo que no nos dicen. Que incluso a nosostros a veces, nos asombra lo que se nos ocurre decir, tan oportuno en algún momento, o tan sabio.... ¿de dónde lo sacamos?
¿Cómo es posible que nuestras palabras, a veces necias, teológicamente analfabetas muevan el corazón de las personas hacia Dios? Y resulta que eso tan misterioso y tan difícil de entender, lo
explicamos como podemos, pero con mucho cariño. Y la gente que entiende, e incluso nosotros también, al escucharnos hablar, lo terminamos de entender y se produce el milagro de Pentecostés en nosotros.
La única escuela a la que asistió Pedro, durante esos escasos años, fue su vida al lado de Jesús, su enseñanza sencilla, llena de imágenes, parabolas y relatos simples, sus gestos cotidianos, la conviviencia con Él, su ejemplo de vida, su humildad, su espíritu servicial, su oración abierta y confiada en el Padre. Esa fue la enseñanza del Maestro, que nos convitió en tierra fértil para recibir los dones del Espíritu Santo. Esos tres años al lado de Jesús fueron el rodaje que ellos necesitaban para atreverse a vivir esa aventura de evangelizar al mundo que estaba a punto de comenzar.
Sin embargo ellos no eran los únicos a los que Dios venía formando en esta empresa. Había un hombre en Tarso que tambiéne staba haciendo su rodaje. Ese hombre era Saulo, un inteligente y estudioso fariseo, de la escuela de Gamaliel, culto como el que más, que al contrario que Pedro era un hombre humanamente brillante. Y así como Pedro se deja llevar por el Espíritu y siendouna persona inculta habla con sabiduría y autoridad sin saber lo que Saulo ciudadano romano estudioso fariseo que se sabe las letras de las Escrituras de Memoria y domina varios idiomas, sabe muy bien lo que dice... Y aún así él también necesitó su Pentecostés.
Pedro y Pablo son los principales cimientos de la Iglesia. Pedro sostiene y cuida a los de la casa. Pablo conocedor de culturas y lenguas diversas esta preparado para extender el cristianismo por el mundo. En la Iglesia, en cada comunidad, en cada parroquia, en cada uno de nosotros, es importante que haya un Pedro y un Pablo. Ellos son como las dos piernas de un sólo cuerpo. Ambas son necesarias. Doctrina y estudio por un lado pero trato con Jesús y docilidad por otro. Lucha por hacer crecer en nosotros también a ese menesteroso e ignorante que parafraseando a Sócrates, sólo sabe que no sabe nada y sigue buscando....
Y si no desarrollamos y dejamos crecer a las dos piernas a la vez terminaremos desequilibrados y tendremos que usar un bastón...
Tomado del Libro: Orar con la Conversión de Saulo de Tarso
Autora: Cristina González Alba
Editorial: Descleé de Brouwer
Para más información acerca de cómo obtener el libro comunícate con nosotros tel. 1(787) 765-4390
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miércoles, enero 7
Carta a los Gálatas: Parte III (5,1-6,10) por Rafael Sanz
Esta es la parte exhortativa: conservad esa libertad en Cristo.
Vivir según el Espíritu: Cristo nos ha redimido para la libertad.
Pablo extrae algunas conclusiones prácticas de la exposición doctrinal que precede. Se trata de que los gálatas respondan a su vocación de libertad, la que el Espíritu de Dios suscita entre los hijos de la Jerusalén de arriba. Esta parte comprende dos secciones:
a) Advertencia para que no pierdan la libertad en Cristo (5,1-12)
Si Cristo nos ha comprado, no ha sido para hacernos cambiar una esclavitud por otra, sino para concedernos la libertad de los hijos de Dios. Se impone esta interpretación, si tenemos en cuenta el texto paralelo de Rom 8,15: mirad, no recibisteis un espíritu que os haga esclavos y os vuelva al temor; recibisteis un Espíritu que os hace hijos.
5,1 Para ser libres nos ha liberado Cristo. Manteneos, pues, firmes y no os dejéis oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud. 2 Soy yo, Pablo, quien os lo dice: Si os circuncidáis, Cristo no os aprovechará nada. 34 Habéis roto con Cristo todos cuantos buscáis la justicia en la ley. Habéis caído en desgracia. 5 En cuanto a nosotros por el Espíritu y la fe esperamos la justicia anhelada. 6 Porque siendo de Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen eficacia, sino la fe que actúa por la caridad. De nuevo declaro a todo hombre que se circuncida que queda obligado a practicar toda la ley.
7 Corríais bien, ¿quién os puso obstáculos para que no siguierais la verdad? 8 Semejante persuasión no proviene de Aquel que os llama. 9 Un poco de levadura hace fermentar toda la masa. 10 Por mi parte, confío en el Señor que no cambiaréis de actitud; pero el que os perturba, quienquiera que sea, cargará con su sentencia. 11 En cuanto a mí, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué soy perseguido? ¡Pues se acabó ya el escándalo de la cruz! 12 ¡Ojalá que se mutilaran los que os perturban!
b) Instrucciones sobre el recto uso de la libertad cristiana (5,13-6,10)
Pablo, en un primer momento, quiere dejar clara la primacia de la caridad (13-18), y junto a un catálogo de vicios (obras de la carne) que el cristiano debe evitar si quiere compartir las bendiciones del reino de Dios (19-21) añade un elenco de las virtudes que denomina frutos del Espíritu Santo (22-25).
13 Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; pero no toméis de esa libertad pretexto para la carne; antes al contrario, servíos unos a otros por amor. 14 Pues toda la ley alcanza su plenitud en este solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 15 Pero si os mordéis y os devoráis unos a otros, ¡mirad no vayáis a destruiros mutuamente!
16 Os digo esto: proceded según el Espíritu, y no deis satisfacción a las apetencias de la carne. 17 Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne, como que son entre sí tan opuestos, que no hacéis lo que queréis. 18 Pero, si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. 19 Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, 20 idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, ambición, divisiones, disensiones, 21 rivalidades, borracheras, comilonas y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. 22 En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, 23 modestia, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley. 24 Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias.
25 Si vivimos por el Espíritu, sigamos también al Espíritu. 26 No seamos vanidosos provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente.
Y en un segundo momento exhorta a vivir bajo la ley de Cristo que son preceptos de amor y celo (6,1-10).
6, 1 Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros, los espirituales, corregidle con espíritu de mansedumbre, y cuídate de ti mismo, pues también tú puedes ser tentado. 2 Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas y cumplid así la ley de Cristo. 3 Porque si alguno se imagina ser algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo.4 Examine cada cual su propia conducta y entonces tendrá en sí solo motivos de gloriarse, y no en otros, 5 pues cada uno lleva su propia carga.
6 Que el catecúmeno comparta sus bienes con el catequista.
7 No os engañéis; de Dios nadie se burla. Pues lo que uno siembre, eso cosechará: 8 el que siembre para su carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre para el espíritu, del espíritu cosechará vida eterna. 9 No nos cansemos de obrar el bien; que a su debido tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos. 10 Por tanto, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, pero especialmente a nuestros hermanos en la fe.
¿Cómo expone san Pablo la libertad cristiana en la carta a los Gálatas?
Carta a los Gálatas: Conclusión (6,11-18)
Se trata del epílogo y firma de Pablo:
6, 11 ¡Mirad con qué letras tan grandes os escribo de mi propio puño! 12 Los que quieren ser bien vistos en lo humano, son los que os fuerzan a circuncidaros, con el único fin de evitar la persecución por la cruz de Cristo. 13 Pues ni siquiera esos mismos que se circuncidan cumplen la ley; sólo desean veros circuncidados para gloriarse en vuestra carne. 14 En cuanto a mí, ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo! 15 Porque lo que cuenta no es la circuncisión, ni la incircuncisión, sino la creación nueva. 16 Y para todos los que se sometan a esta regla, paz y misericordia, lo mismo que para el Israel de Dios.
17 En adelante nadie me moleste, pues llevo sobre mi cuerpo las señales de Jesús. 18 Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.
Vivir según el Espíritu: Cristo nos ha redimido para la libertad.
Pablo extrae algunas conclusiones prácticas de la exposición doctrinal que precede. Se trata de que los gálatas respondan a su vocación de libertad, la que el Espíritu de Dios suscita entre los hijos de la Jerusalén de arriba. Esta parte comprende dos secciones:
a) Advertencia para que no pierdan la libertad en Cristo (5,1-12)
Si Cristo nos ha comprado, no ha sido para hacernos cambiar una esclavitud por otra, sino para concedernos la libertad de los hijos de Dios. Se impone esta interpretación, si tenemos en cuenta el texto paralelo de Rom 8,15: mirad, no recibisteis un espíritu que os haga esclavos y os vuelva al temor; recibisteis un Espíritu que os hace hijos.
5,1 Para ser libres nos ha liberado Cristo. Manteneos, pues, firmes y no os dejéis oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud. 2 Soy yo, Pablo, quien os lo dice: Si os circuncidáis, Cristo no os aprovechará nada. 34 Habéis roto con Cristo todos cuantos buscáis la justicia en la ley. Habéis caído en desgracia. 5 En cuanto a nosotros por el Espíritu y la fe esperamos la justicia anhelada. 6 Porque siendo de Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen eficacia, sino la fe que actúa por la caridad. De nuevo declaro a todo hombre que se circuncida que queda obligado a practicar toda la ley.
7 Corríais bien, ¿quién os puso obstáculos para que no siguierais la verdad? 8 Semejante persuasión no proviene de Aquel que os llama. 9 Un poco de levadura hace fermentar toda la masa. 10 Por mi parte, confío en el Señor que no cambiaréis de actitud; pero el que os perturba, quienquiera que sea, cargará con su sentencia. 11 En cuanto a mí, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué soy perseguido? ¡Pues se acabó ya el escándalo de la cruz! 12 ¡Ojalá que se mutilaran los que os perturban!
b) Instrucciones sobre el recto uso de la libertad cristiana (5,13-6,10)
Pablo, en un primer momento, quiere dejar clara la primacia de la caridad (13-18), y junto a un catálogo de vicios (obras de la carne) que el cristiano debe evitar si quiere compartir las bendiciones del reino de Dios (19-21) añade un elenco de las virtudes que denomina frutos del Espíritu Santo (22-25).
13 Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; pero no toméis de esa libertad pretexto para la carne; antes al contrario, servíos unos a otros por amor. 14 Pues toda la ley alcanza su plenitud en este solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 15 Pero si os mordéis y os devoráis unos a otros, ¡mirad no vayáis a destruiros mutuamente!
16 Os digo esto: proceded según el Espíritu, y no deis satisfacción a las apetencias de la carne. 17 Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne, como que son entre sí tan opuestos, que no hacéis lo que queréis. 18 Pero, si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. 19 Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, 20 idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, ambición, divisiones, disensiones, 21 rivalidades, borracheras, comilonas y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. 22 En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, 23 modestia, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley. 24 Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias.
25 Si vivimos por el Espíritu, sigamos también al Espíritu. 26 No seamos vanidosos provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente.
Y en un segundo momento exhorta a vivir bajo la ley de Cristo que son preceptos de amor y celo (6,1-10).
6, 1 Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros, los espirituales, corregidle con espíritu de mansedumbre, y cuídate de ti mismo, pues también tú puedes ser tentado. 2 Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas y cumplid así la ley de Cristo. 3 Porque si alguno se imagina ser algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo.4 Examine cada cual su propia conducta y entonces tendrá en sí solo motivos de gloriarse, y no en otros, 5 pues cada uno lleva su propia carga.
6 Que el catecúmeno comparta sus bienes con el catequista.
7 No os engañéis; de Dios nadie se burla. Pues lo que uno siembre, eso cosechará: 8 el que siembre para su carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre para el espíritu, del espíritu cosechará vida eterna. 9 No nos cansemos de obrar el bien; que a su debido tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos. 10 Por tanto, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, pero especialmente a nuestros hermanos en la fe.
¿Cómo expone san Pablo la libertad cristiana en la carta a los Gálatas?
Carta a los Gálatas: Conclusión (6,11-18)
Se trata del epílogo y firma de Pablo:
6, 11 ¡Mirad con qué letras tan grandes os escribo de mi propio puño! 12 Los que quieren ser bien vistos en lo humano, son los que os fuerzan a circuncidaros, con el único fin de evitar la persecución por la cruz de Cristo. 13 Pues ni siquiera esos mismos que se circuncidan cumplen la ley; sólo desean veros circuncidados para gloriarse en vuestra carne. 14 En cuanto a mí, ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo! 15 Porque lo que cuenta no es la circuncisión, ni la incircuncisión, sino la creación nueva. 16 Y para todos los que se sometan a esta regla, paz y misericordia, lo mismo que para el Israel de Dios.
17 En adelante nadie me moleste, pues llevo sobre mi cuerpo las señales de Jesús. 18 Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.
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... un espacio para peregrinar a través de las Cartas de San Pablo, un lugar para reflexionar, compartir, y disfrutar de La Palabra a través de su gesta como el Apóstol de las Gentes. Una oportunidad más para conocer a Pablo de Tarso, misionar con él y llevar la Palabra de Jesús Resucitado.