¿Cuál es la importancia de ese debate para nosotros? De entrada, cabe señalar que ninguna. Después de todo, nuestras comunidades no están divididas entre israelitas y paganos. Pienso, sin embargo, que esa conclusión es muy superficial.
Por lo tanto, nuevamente leo la Carta a los Romanos. Me percato que quizás esos primeros capítulos tienen un doble mensaje. El primer mensaje retrata una figura bastante clara del Apóstol de los Gentiles. ¿A qué me refiero? Pablo Tarso es un demoledor de toda muralla levantada por el ser humano que pretende encerrar a Dios en un marco de ideas preconcebidas y limitadas. Su exposición, pues, nos revela que nuestro Dios es el Dios de la Historia y de la Vida. Un Dios que trasciende la actitud mezquina de querer tener a Dios sujeto a nuestros caprichos. Un Dios que abraza y que no excluye.
El segundo mensaje lo encuentro imaginando la escena del momento en que se redactó esta Carta a Los Romanos. Al respecto, me surgen inmediatamente varias preguntas: ¿Quién llevó esa carta a Roma? ¿Había algún riesgo al transportarla? ¿Estaban las autoridades romanas atentas a las expresiones de Pablo de Tarso? Dichas autoridades gubernamentales ¿censuraban cualquier mensaje escrito que atentara contra la estabilidad del Imperio Romano? Y es que quizás en la Carta a los Romanos, San Pablo parece escribir los primeros capítulos tratando esconder su mensaje principal. ¿Un método idóneo para confundir a un censor imperial y evitar que se suprimiera la carta? Y viene a mi mente la parábola de Jesús de Nazareth: “El Reino de Dios se parece a un tesoro escondido en un campo..” (Mateo 13, 44-46)
Ese tesoro escondido de la Carta a los Romanos lo encontramos en el capítulo doce. Allí San Pablo nos habla de la esencia de la vida del cristiano: El Amor. Por razón del nuevo mandamiento dado por Jesús, San Pablo nos presenta un itinerario para la vida. Al respecto nos dice que: [e]l amor sea sin fingir: detestando el mal y adheridos al bien. El amor fraterno sea afectuoso, estimando en más a los otros. Con celo incansable sirvan al Señor. Vivan alegres en la esperanza, sean pacientes en el sufrimiento, persistentes en la oración; solidarios de los consagrados en sus necesidades, practicando la hospitalidad. Bendigan a los que los persiguen, bendigan y no maldigan. Con los alegres, estén alegres, con los que lloran, lloren. Vivan en mutua concordia. No aspiren a grandezas, antes sean humildes. No se tengan por sabios. A nadie devuelvan mal por mal, tengan como meta hacer el bien. En lo posible, tengan paz con todos. (Romanos 12, 9-18) Me pregunto si los cristianos revisamos de tiempo en tiempo dicho itinerario y lo aplicamos al diario vivir.
Posteriormente, San Pablo concluirá sus enseñanzas con una línea magistral. En las palabras del Apóstol de los Gentiles: “De hecho, el no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás y cualquier otro precepto, se resume en éste: Amarás al prójimo como a ti mismo. Quien ama no hace mal al prójimo, por eso el amor es el cumplimiento cabal de la ley. (Romanos 13, 9-10)
San Pablo, pues, nos revela su gran tesoro. Y ese tesoro es que por el Amor somos. Por el Amor nos liberamos de todo aquello que nos puede atar y podemos alcanzar la plenitud. Por eso San Pablo es capaz de decir: “¿Quién nos apartará del Amor de Cristo? ¿tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada? …En todas esas circunstancias vencemos fácilmente gracias al que nos amó.
Será hasta la próxima.
Autor: Lcdo. Manuel Izquierdo
Para sus comentarios, preguntas y críticas pueden escribirme a: manoloe@prtc.net
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