Un lugar para caminar con San Pablo... para llevar a Cristo a cada persona en cada paso... un espacio para peregrinar a través de las Cartas de San Pablo, un lugar para reflexionar, compartir, y disfrutar de La Palabra a través de su gesta como el Apóstol de las Gentes. Una oportunidad más para conocer a Pablo de Tarso, misionar con él y llevar la Palabra de Jesús Resucitado.

sábado, marzo 24

"No sólo de pan vive el hombre..."


“ No reina Dios por lo que uno come o bebe,
sino por la justicia, la paz y la alegría
que da el Espíritu Santo;
y de
que sirve así a Cristo agrada a Dios,
y lo aprueban los hombres.
En resumen: esmerémonos en lo
que favorece la paz y construye la vida común."
Romanos 14, 17-19


Demasiadas veces nos dejamos llevar por nuestros sentidos e incluso con las cosas relativas a Dios las vemos en términos materiales, no solamente constituidos de lujos o riquezas sino en cosas vitales para nuestra existencia en el plano terrenal, cosas como el comer y el beber. En ésta cita se nos dice que lo más importante es tener un alto sentido de justicia, vivir teniendo y transmitiendo la paz y sintiendo que nuestra vida interior se va enriqueciendo y reflejando el amor de Dios y la alegría del Espíritu Santo.

Tener sentido de justicia es saber exactamente lo que nos corresponde, ser agradecidos y honestos. Reconocer si nos merecemos o no, no solamente los bienes materiales sino los reconocimientos y otro tipo de regalos otorgados.
Vivir la paz.es sentirla en nuestro interior de modo que seamos manantiales de paz para otros, que la manifestemos en nuestras pensamientos de forma positiva, en nuestras palabras de forma amable y considerada y en nuestros actos de forma compasiva. Una vez nosotros tenemos la paz y la generamos interiormente es la única manera en que pdoemos compartirla y demostrar a través de toda nuestra vida y todas nuestras manifestaciones la riqueza interior y Alegría en el Espíritu Santo


REFLEXIONEMOS:

* ¿Cuántas veces las cosas materiales como el dinero, tu trabajo, tus posesiones o títulos, tus relaciones con otros te han apartado del camino del bien y de tu relación personal con Dios y con tus seres queridos?

* ¿Qué lees? ¿Escuchas? ¿Qué ves en la tele? ¿Simplemente te distraes con cualquier cosa o buscas algún sentido profundo a las actividades que realizas en tu tiempo de ocio?

¿Cuánto tiempo pierdes en cosas que no te dejan ninguna utilidad? ¿Haces algo por los demás? ¿Por ti? ¿Por tus relación contigo mismo y con tu espiritualidad?

* ¿Tienes paz dentro de ti? ¿se te nota? ¿tu la sientes? ¿otros la reconocen? ¿la contagias?

* ¿Vives diariamente la alegría del Espíritu Santo, vives la alegría de la ciencia, la piedad, la fortaleza, la templanza, el temor de Dios, la justicia, el consejo? ¿la compartes con otros?

¡CULTIVA TU ESPIRITUALIDAD PERO NO COMIENCES CON COSAS GRANDES HAZ CADA VEZ QUE PUEDAS UNA PEQUEÑA ACCION QUE TE AYUDE A CRECER EMOCIONAL Y ESPIRITUALMENTE LUEGO... COMPARTELA!!! ¡¡AHI ESTA LA CLAVE!!



viernes, marzo 9

El que siembra en abundancia, cosechará también en abundancia...

«Mirad: el que siembra con mezquindad, cosechará también con mezquindad; el que siembra en abundancia, cosechará también en abundancia». II Corintios 9, 6


Dios es justo por lo tanto nos da lo que necesitamos. A veces nuestros planes no están acordes con el plan de Dios y ahí es que experimentamos sentimientos de depresión, desgaste en las relaciones de vida diarias como en el trabajo y en la casa, una continua sensación de fracaso, falta de compromiso con nosotros mismos y con los demás, miedos y angustias, frustraciones y sufrimiento, baja autoestima y un sentimiento de soledad y vacío existencial.

Pero si nos ponemos a analizar la frase que nos deja San Pablo podemos ver que el origen de todo lo que nos pasa está en nuestra manera de actuar. Si pensamos en pequeño, obtendremos pequeños resultados, si damos poco, recibiremos poco o nada.

Si estás deprimido hoy... piensa en cuántas veces has llevado alegría al triste. Si sientes que estás fracasando, ¿has reconocido en otros sus logros para que esos estén ahí para apoyarte? Y así sucesivamente examina cada uno de tus pesares y encontrarás su rastro en la misma fuente: Quien has sido tu para los demás. Piensa... ¿QUE Y CUANTO HAS SEMBRADO ANTERIORMENTE?

LA SIEMBRA ES OPCIONAL PERO LA COSECHA ES SIEMPRE OBLIGATORIA.

Al que no conocía el pecado, Dios lo hizo pecado... (2 Co 5, 21)



«Lo que inicialmente era carne, procedente de la tierra, un hombre de polvo, (cf. 1 Co 15, 47), y fue disuelto por la muerte y de nuevo transformado en polvo y ceniza —de hecho, está escrito: eres polvo y al polvo volverás—, es resucitado de nuevo de la tierra. A continuación, según los méritos del alma que habita el cuerpo, la persona avanza hacia la gloria de un cuerpo espiritual» (Principios 3, 6, 5: sch, 268, 248).

Los «méritos del alma», de los que habla Orígenes, son necesarios; pero son fundamentales los méritos de Cristo, la eficacia de su Misterio pascual. San Pablo nos ha ofrecido una formulación sintética en la Segunda Carta a los Corintios, hoy segunda lectura: «Al que no conocía el pecado, Dios lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en él» (2 Co 5, 21). La posibilidad para nosotros del perdón divino depende esencialmente del hecho de que Dios mismo, en la persona de su Hijo, quiso compartir nuestra condición, pero no la corrupción del pecado. Y el Padre lo resucitó con el poder de su Santo Espíritu; y Jesús, el nuevo Adán, se ha convertido, como dice san Pablo, en «espíritu vivificante» (1 Co 15, 45), la primicia de la nueva creación. El mismo Espíritu que resucitó a Jesús de entre los muertos puede transformar nuestros corazones de piedra en corazones de carne (cf. Ez 36, 26).

Lo acabamos de invocar con el Salmo Miserere: «Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme. No me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu» (Sal 50, 12-13). El Dios que expulsó a los primeros padres del Edén envió a su propio Hijo a nuestra tierra devastada por el pecado, no lo perdonó, para que nosotros, hijos pródigos, podamos volver, arrepentidos y redimidos por su misericordia, a nuestra verdadera patria. Que así sea para cada uno de nosotros, para todos los creyentes, para cada hombre que humildemente se reconoce necesitado de salvación. Amén.


Tomado de: SANTA MISA, BENDICIÓN E IMPOSICIÓN DE LA CENIZA - HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI Basílica de Santa Sabina Miércoles de Ceniza, 22 de febrero de 2012

Este es..

... un espacio para peregrinar a través de las Cartas de San Pablo, un lugar para reflexionar, compartir, y disfrutar de La Palabra a través de su gesta como el Apóstol de las Gentes. Una oportunidad más para conocer a Pablo de Tarso, misionar con él y llevar la Palabra de Jesús Resucitado.