jueves, diciembre 30
Pablo Apóstol: Un trabajador que anuncia el Evangelio por Carlos Mesters PRIMER PERIODO DE LA VIDA DE PABLO
PRIMER PERÍODO
El judío practicante
Desde el nacimiento, a los 28 años de edad
La Biblia informa muy poco sobre este período, el más largo de la vida de Pablo. La mayor parte de las informaciones usadas para la composición de este capítulo fue sacada de los otros escritos de la época, tanto judíos como griegos y romanos.
1. Lugar y ambiente en el que Pablo creció y se crió
Pablo nació en Tarso, en la región de Cilicia, Asia Menor, actual Turquía (Hch 9,11; 21,39; 22,33; cf. 9,30; 11,25). Ciudad bonita, grande; según los cálculos de algunos estudiosos, tenía alrededor de 300.000 habitantes. Mucha gente, calles estrechas, casas pequeñas, vida apretada, mucho ruido. Hacia el sur, la ciudad se abría al mar Mediterráneo; al Norte, se extendía al pie de unos cerros que se elevaban hasta los 3.000 metros de altura. Tarso era un centro importante de cultura y comercio. Poseía un puerto muy activo. La calzada romana, que unía Oriente y Occidente, pasaba por allí.
¿Cómo es que Pablo, siendo judío, pudo nacer en una ciudad griega de Asia Menor? De la misma forma que los nordestinos del Brasil nacen en San Pablo! Desde el siglo sexto antes de Cristo, hubo mucha emigración de judíos fuera de Palestina. En casi todas las ciudades del Imperio Romano, había barrios judíos, cada uno con su sinagoga y organización comunitaria. Constituían así, la llamada ‘diáspora’ (dispersión).
Existía una comunicación muy intensa entre Jerusalén y la diáspora; romerías, visitas, promesas, estudio... Jerusalén era el centro espiritual de todos los judíos. Así se entiende cómo Pablo, nacido en Tarso, creció en Jerusalén (Hch 22,3; 26,4-5; cf. 23,16). El mismo decía: “Todos los judíos saben cómo fue mi vida desde la juventud y cómo desde el inicio viví en medio del Pueblo y en Jerusalén” (Hch 26,4).
Nacido en el seno de una familia judía, Pablo se crió en las exigencias de la Ley de Dios y de las “tradiciones paternas” (Gál 1,14). Los judíos de la diáspora eran judíos practicantes. Su mayor preocupación era la observancia de la Ley de Dios. Por eso luchaban contra aquellas leyes y costumbres del Imperio Romano que dificultaban o impedían la observancia de la Ley de Dios; por ejemplo: prestar culto al emperador, trabajar en día de sábado, prestar servicio militar. De este modo conservaban viva la obligación de ser “la nación consagrada, propiedad particular” de Dios (cf. Ex 19,3-8) y se mantenían “separados”, diferentes de los demás pueblos (cf. Esd. 10,11; Esd. 9,1-2). Por esa razón eran hostilizados y perseguidos (cf. Hch 18,2). Pero cargaban ‘la cruz de la diferencia’ como expresión de la voluntad de Dios.
Pablo nació y creció en ese ambiente protegido y rígido del barrio judío. Desde allí observaba el ambiente abierto y hostil de la gran ciudad griega. Estos dos ambientes marcaron su vida. El poseía dos nombres, uno para cada ambiente: ‘Saulo’, el nombre judío (Hch 7,58), y Pablo, el nombre griego (Hch 13,9). El prefiere y firma Pablo. Dios le llama Saulo (Hch 9,4).
2. ¡Juventud y formación!
Como todos los niños judíos de la época, Pablo recibió su formación básica en la casa paterna, en la sinagoga del barrio, en la escuela adjunta a la sinagoga. La formación básica comprendía: aprender a leer y a escribir; estudiar la Ley de Dios y la historia del pueblo; asimilar las tradiciones religiosas; aprender las oraciones, sobre todo los salmos. El método era: preguntas y respuestas; repetir, aprender de memoria; disciplina y convivencia.
Además de la formación básica en Tarso, Pablo recibió una formación superior en Jerusalén. Estudió a los pies de Gamaliel (Hch 22,3). Ese estudio comprendía las siguientes materias:
1. La Ley de Dios, llamada Torá: Comprendía los cinco primeros libros de la Biblia (el Pentateuco). El estudio se hacía a través de lecturas frecuentes hasta aprenderlo todo de memoria.
2. La tradición de los antiguos: Actualizaba la Ley de Dios para el pueblo. Tenía dos partes que ellos llamaban en su lengua, Halaká y Hagadá.
• La ‘Halaká’ enseñaba cómo vivir la vida de acuerdo con la Ley de Dios. Comprendía las costumbres y las leyes complementarias, reconocidas como tales por las autoridades competentes... Había la Halaká de los fariseos, la más estricta, y la de los saduceos. Pablo se formó en la Tradición de los Fariseos (Flp 3,5; Hch 26,5)
• La ‘Hagadá’ enseñaba cómo leer la vida a la luz de la Ley de Dios. No tenía aprobación oficial de las autoridades. Era más libre. Comprendía las historias de la Biblia. Esta manera de recordar y leer la historia antigua ayudaba al alumno a leer su propia historia y a descubrir en ella las llamadas de Dios.
3. La interpretación de la Biblia: llamada Midrash. Midrash significaba ‘búsqueda’. Enseñaba las reglas y la manera de buscar el sentido de la Sagrada Escritura para la vida del pueblo y de las personas. Es decir, enseñaba a descubrir que la ventana del texto, por donde se ve el pasado del pueblo, es también el espejo donde se ve el hoy del mismo pueblo.
La lectura de la Biblia era el eje de la formación. Marcaba la piedad del pueblo. “Desde niño” (2Tm 3,15), los judíos aprendían la Biblia. Era sobre todo la madre, en casa, quien cuidaba de transmitirla a los hijos (2Tm 1,5 y 3,14). Así, desde pequeño, Pablo aprendió que “toda Escritura es inspirada por Dios y útil para instruir, para refutar, corregir, educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, apto para toda buena obra” (2Tm 3,16-17; cf. Rom 15,4; 1Cor 10,6-11). En esta práctica del pueblo judío está el origen de la “lectura orante” que hoy hacemos de la Biblia.
Mientras Pablo estudiaba en Jerusalén, vivía en Nazaret otro joven, llamado “Jesús”. Era pobre. No tuvo condiciones de estudiar en Jerusalén. Para sobrevivir, trabajaba en el campo y en la carpintería. Pablo y Jesús, al parecer nunca se encontraron durante la vida (cf. 2Cor 5,16). Jesús era cinco u ocho años mayor que Pablo. Los dos debieron recibir la misma formación básica en casa, en la sinagoga y en la escuela anexa a la sinagoga.
Pablo es de la ciudad. Jesús era del campo, del interior. Las comparaciones de Jesús son casi todas del mundo rural: simiente, campo, flores... Las comparaciones de Pablo vienen del ambiente de la gran ciudad que marcó su vida. Pablo a lo mejor no entendía mucho de labranza y de plantas, pero entendía de juegos urbanos. Una ciudad del tamaño de Tarso tenía su estadio de deportes, donde, cada cuatro años, se organizaban juegos de atletismo: carreras, luchas, lanzamiento de disco, tiro al blanco, etc. De joven, Pablo debió ser aficionado a los juegos en el estadio. Pues, de adulto, todavía se acuerda de ellos y los usa para comparar las exigencias del Evangelio: ganar la corona (1Cor 9,25), alcanzar la meta (Flp 3,12-14), conseguir el premio (1Cor 9,24), luchar sin dar golpes en el vacío (1Cor 9,26), correr en la dirección debida (1Cor 9,26; cf. Gál 2,2; 5,7; Flp 2,16). Habla de combate (2Tm 4,7) y pelea (1Cor 9,26). Conoce el esfuerzo y la disciplina de los atletas (1Cor 9,25).
3. Profesión y clase social
Pablo era fabricante de lonas (Hch 18,3). Según las costumbres de la época debió aprender la profesión de su propio padre. Tal aprendizaje empezaba a los trece años de edad y duraba dos o tres años. El aprendiz trabajaba de sol a sol y obedecía a una disciplina rígida. Aprendía la profesión para tener un medio de vida como trabajador o para suceder al padre en la administración de los negocios. Esto dependía del tamaño de la fortuna del padre. ¿Cuál era la fortuna del padre de Pablo?
Pablo se enorgullecía al decir que era “ciudadano romano” (Hch 16,37; 22,25), pues tenía ese derecho de “nacimiento” (Hch 22,29), es decir, lo recibió del padre. Esto significaba que el padre o el abuelo de Pablo consiguió adoptar la ciudadanía romana, hasta el punto de poder legarla a los hijos. Esto suponía una “gran suma de dinero” (Hch 22,28). Algunos estudiosos llegan a la conclusión de que el padre debía ser dueño de una oficina con empleados. Por eso es probable que Pablo aprendiera la profesión, no tanto para tener un medio de vida como trabajador, sino sobre todo, para administrar la oficina del padre, como propietario.
Como ‘ciudadano’, Pablo era miembro oficial de la ciudad (polis) y podía participar en la asamblea del ‘pueblo’, en la que se discutía y se decidía todo cuanto se relacionaba con la vida y la organización de la ‘polis’ (ciudad). De ahí deriva la palabra ‘política’. En aquel tiempo las ciudades tenían mucho más autonomía que hoy. La sociedad tenía tres clases básicas: ciudadanos, libertos y esclavos. Solamente los ‘ciudadanos’ eran considerados ‘pueblo’ y sólo ellos podían participar en las asambleas. Los esclavos, los libertos y extranjeros eran excluidos de toda participación. Los griegos llamaban a ese sistema ‘demo’ (pueblo) - ‘cracia’ (gobierno). En realidad, no era “gobierno del pueblo”. Era solamente gobierno de la pequeña elite de los ‘ciudadanos’.
Al interior del Imperio Romano, en la mayor parte de las grandes ciudades, los judíos vivían organizados en asociaciones, reconocidas por los gobiernos de las ciudades. Estas asociaciones (llamadas ‘politeuma’) poseían cierta autonomía. A través de ellas, los judíos luchaban para hacer valer sus derechos ante el gobierno del Imperio. La mayor lucha de las asociaciones de los judíos de la diáspora se centraba, sobre todo, en torno a dos objetivos:
1. Plena integración de sus miembros como ‘ciudadanos’ en la vida de la ciudad: así tendrían derecho a estar exentos de determinadas tasas e impuestos.
2. Plena libertad religiosa: así podrían observar la Ley de Dios y las “tradiciones paternas”.
Consiguieron buenos resultados en aquella lucha desde los tiempos de Julio César (entre el año 47 y el 44 antes de Cristo). Se entiende así por qué los judíos de la diáspora no sentían tanto el peso del domino romano. Estos no eran tan explotados como los agricultores del interior de Palestina. Incluso tenían ciertos privilegios. Esto explica, en parte, por qué Pablo no hacía una oposición directa al Imperio. Llegó incluso a pedir que “todo ser humano se someta a las autoridades constituidas” (Rom 13,1).
No tenemos noticia de cómo el ‘ciudadano’ Pablo de Tarso participaba en la vida política de su ciudad o en las asociaciones de los judíos. Pero sabemos que participaba activamente en la vida de su comunidad. Tenía cualidades de líder; fue testigo oficial de la ejecución de Esteban (Hch 7,58); fue emisario del Sanedrín para Damasco (Hch 9,2; 22,5; 26,12). Algunos estudiosos creen que llegó a ser miembro del Sanedrín, es decir, del Supremo Tribunal de la comunidad judía en Jerusalén.
Ciudadano romano, ciudadano de Tarso (Hch 21,39), alumno de Gamaliel; formación superior, líder nato, miembro activo de la comunidad; probablemente preparado para hacerse cargo de la oficina de su padre: todos estos títulos y cualidades sitúan a Pablo entre la élite de la sociedad; tanto por su formación como por los bienes que poseía y por su liderazgo. Pablo tenía ante sí un futuro prometedor y la posibilidad de una carrera brillante. Pero la entrada de Jesús en su vida modificó esa situación ventajosa. Lo que era ganancia, se volvió pérdida (Flp 3,7). Por Cristo perdió todo. El mismo dirá más tarde “Por su causa perdí todo, y considero todo como basura, a fin de ganar a Cristo y estar con El” (Flp 3,8).
4. El ideal del judío practicante
Pablo siempre fue un hombre profundamente religioso, judío practicante, irreprensible en la más estricta observancia de la Ley (Flp 3,6; Hch 22,3), “lleno de celo por las tradiciones paternas” (Gál 1,14). Para defender esas tradiciones, llegó a perseguir a los cristianos (Hch 26,9-11; Gál 1,13). En una palabra, Pablo procuraba realizar el ideal de la religión de sus padres. ¿Cuál era ese ideal?
En el origen del pueblo judío está la ‘Alianza’. En la Alianza hay dos aspectos que se complementan. El primero: Dios, en su bondad, toma iniciativa de la Alianza y, sin mérito alguno por parte del pueblo, lo acoge y justifica (Ex 19,4; Dt 7,7-8; 4,32-38; 8,17-18; Rom 3,21-26; 5,7-11). Es la ‘gratuidad’. El segundo: una vez aceptada la propuesta de Dios, el pueblo tiene que cumplir las cláusulas de la Alianza para poder realizar la justicia (Ex 19-5,6; Dt 39-40; 5,15; 6,25; Rom 6,12-18; Gál 5,13-15). Es la ‘observancia’ ¡Gratuidad y observancia! (Dos lados de la misma medalla, hasta hoy; don de Dios y esfuerzo nuestro; providencia divina y eficiencia humana; fe y política; fiesta y lucha; soñar y planificar). Un lado sólo, sin el otro, daría una Alianza incompleta. En algunas épocas de la historia, se insistía más en la ‘gratuidad’: “Dios hace todo”. Y a veces el pueblo caía en un ritualismo vacío sin compromiso. En otras épocas, se insistía más en la ‘observancia’: tenemos que cumplir la Ley”, y a veces se caía en un legalismo exagerado (cf. Mt 12,7; 5,17-20).
En el tiempo de Pablo, el acento caía en la observancia. Aquel ideal de la observancia, que venía marcando la vida del pueblo, ya desde la reforma de Esdras, en el 398 antes de Cristo (Neh 8,1-18; 10,29-30), poco a poco iba desviándose. La ‘observancia’ ya no dejaba espacio a la ‘gratuidad’: se olvidaban de la misericordia (cf. Mt 9,13). La relación con Dios se volvió un comercio: ‘Yo doy algo a Dios para que El me pague. Si observo toda la Ley, puedo exigirle a Dios que me dé la recompensa prometida y merecida’. Así, cuanto más estricta la observancia, tanto más garantizada la conquista de la justicia! Por eso, a lo largo de los siglos, surgieron varios movimientos reformistas que apuntaban hacia una observancia cada vez más estricta: recabitas, hassidim, fariseos, esenios, zelotes... Pablo pertenecía al grupo de los fariseos (Flp 3,5).
En la práctica, sin embargo, Pablo experimentaba en sí mismo una contradicción: “Está en mí el querer el bien, pero no soy capaz de hacerlo. No hago el bien que quiero, y sí el mal que no quiero” (Rom 7,18-19). A pesar de todo su esfuerzo, Pablo no era capaz de cumplir la Ley de Dios y alcanzar la justicia-santidad (cf. Rom 7,14-24). Pedro decía lo mismo: “La observancia de la Ley es un peso que ni nuestros padres, ni nosotros, pudimos soportar” (Hch 15,10). Pero aún así, a pesar de esta experiencia dolorosa de la propia debilidad, los judíos continuaban luchando para alcanzar el ideal. Esperaban poder superar algún día la propia debilidad, llegar a la observancia perfecta de la Ley y, así alcanzar la justicia-santidad. Justo, o sea santo, era el que había conseguido llegar hasta el lugar en que Dios lo quería. San José era “un justo” (Mt 1,19).
Ese ideal fue el que animó a Pablo durante los primeros 28 años de su vida (Flp 3,5-6). Pero llegó el momento en que descubrió que el ideal de la observancia no era capaz de llevarle hasta Dios. No era suficiente para conquistar la santidad. Fue éste el momento de la gran crisis.
lunes, diciembre 27
Encuentros Vitaminas energizantes n. 10. Testigos de vida
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A los amigos de “Encuentros”: “Feliz Año Nuevo” y provechosas vacaciones. Dios los bendiga.
También los “periodistas” van al Cielo
Manuel Lozano “Lolo”: el primer periodista “santo”
Periodistas y prensa hoy no tienen “¡buena prensa!”, pues, a los detentores del poder no les gusta que les saquen los trapos al sol. De allí que, cada año, pasan de los 30 los periodistas asesinados, pos distintos motivos. Ante este cuadro sombrío, nos reconforta la “beatificación” de Manuel Lozano Garrido, más conocido como “Lolo”, que viene a ser el primer periodista laico, elevado a los honores de los altares: ejemplo luminoso y estimulante para todos los periodistas que sirven a la verdad y sufren por ella.
Nacido en Linares, España, en
La fuerza de Cristo se revela en la debilidad.- "El Papa ve en este ejemplo laico español un infatigable apóstol que aceptó la parálisis y la ceguera con espíritu sereno y dichoso. Como escritor y periodista propagó las verdades evangélicas, sosteniendo la fe de su prójimo, con la oración, con el amor a la Eucaristía y su filial devoción a la Virgen". Realmente sacaba fuerza de flaqueza. Significativo lo que escribe, pensando que la iglesia está muy cerca de su casa: “Mientras trabajo y duermo, Cristo permanece junto a mí, apenas a uno veinte metros de distancia”.
Comunicador a cómo dé. -"Su cuerpo se convirtió en un amasijo retorcido de huesos doloridos; pero nunca se quejó ni habló de sí mismo, sin embargo, cuando pierde el movimiento de la mano derecha, aprende a escribir con la izquierda, cuando también la izquierda se paraliza, dicta aun magnetófono y así se convierte en escritor y periodista incansable desde su silla de ruedas",
A pesar de la parálisis, escribió para el diario "Ya", las revistas "Telva" y "Vida Nueva" y la agencia "Prensa Asociada", así como 9 libros, cuentos, poesías, ensayos, que le llevaron a ganar distintos premios.
Algunos de sus pensamientos, - Decía de su enfermedad: “Vivo mi inutilidad como una cosa normal, como es normal ser rubio o tener la vocación de obrero”. En su “decálogo del periodista” pescamos esta perla: “Cuando escribas lo has de hacer de rodillas para amar”. Y “Recuerda que no has nacido para la prensa sensacionalista….sirve mejor el buen bocado de la vida limpia y esperanzadora, como es”.
“Sólo por hoy”: un programa posible
Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.
Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disculpar a nadie, sino a mí mismo.
Sólo por hoy seré feliz, en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en este también…
Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura; recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie. ..
Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpla cabalmente, pero lo redactaré, y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
Sólo por hoy creeré firmemente -aunque las circunstancias demuestren lo contrario- que la buena providencia de Dios se ocupa de mi corno si nadie existiera en el mundo.
Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en
Ref.:
Difúndalo entre tus amistades
lunes, diciembre 20
Espiritualidad del Apóstol según San Pablo : «Lo que no se ve es eterno» (2 Cor. 4,18)
domingo, diciembre 12
Espiritualidad del Apóstol según San Pablo : «Todo para edificación» (1 Cor. 14,26)
martes, diciembre 7
Espiritualidad del Apóstol según San Pablo : «Colaboradores míos en Cristo Jesús» (Rom. 16,3)
miércoles, diciembre 1
Espiritualidad del Apóstol según San Pablo : «No crear obstáculos al Evangelio» (1 Cor. 9,12)
Vitaminas Energizantes del Padre Benito Spoletini - Reflexion de Adviento
Encuentros Vitaminas energizantes n.8 - Reflexión
viernes, noviembre 26
Espiritualidad del Apóstol según San Pablo :«Nos lleva siempre en su triunfo» (2 Cor. 2,14)
sábado, noviembre 20
Espiritualidad del Apóstol según San Pablo : «Las armas de Dios » (Ef. 6, 11)
jueves, noviembre 11
Espiritualidad del Apóstol según San Pablo : «El misterio de iniquidad» (2 Tes. 2,7)
miércoles, noviembre 3
Espiritualidad del Apóstol según San Pablo : «Prisionero del Espíritu» (He. 20,22)
martes, noviembre 2
:«Como antorchas en el mundo» (Fil. 2,15)
Dios nos quiere “santos”: ¿Hoy es posible serlo?
Encuentros
Vitamina energizante n.6
Dios nos quiere “santos”:
¿Hoy es posible serlo?
los derechos humanos y
¿Qué es entonces la santidad? Hoy la celebramos en su multitud anónima, pero como hemos visto, tiene rostros y nombres y, a ellos, podemos añadir a los miembros de nuestras familias y comunidades, que vivieron en serio su bautismo y que, de las bienaventuranzas evangélicas, hicieron un camino hacia Dios y los hermanos… Así “la santidad viene a ser la vida cristiana vivida en plenitud y la perfección del amor en la vida ordinaria” (p.B.)
Nos han escrito…
Gracias a cuantos nos han estimulado, con sus escritos, para continuar y mejorar nuestro trabajo. Dios buen Padre los bendiga. Citamos algunos: Mons.
martes, octubre 26
Espiritualidad del Apóstol según San Pablo :«Fuerza en la debilidad» (2 Cor. 12,10)
lunes, octubre 18
Espiritualidad del Apóstol según San Pablo : «Dolores de parto» (Gal 4,19)
Encuentros: Vitaminas energizantes n.5- Testigo de vida Cuando Dios pide TODO
Cecilia Perrín, esposa, madre, maestra, focolarina
María Cecilia Perrín de Buide era una joven madre
familia argentina que murió el 1 de marzo de 1985
los 28 años, rechazando un aborto, entregó su vida
para salvar la vida de su hija María Agustina. Se ha
iniciado su causa de beatificación.
María Cecilia Perrín nació en Punta Alta,
Buenos Aires, Argentina, el 22 de febrero de 1957,
en el seno de una familia de profundas raíces cristianas, entre las primeras familia que adhirió al
Movimiento de los Focolares, fundado por Chiara
Lubich. El 20 de mayo de 1983, se casa. Estando
embarazada le detectaron un cáncer irreversible.
Los médicos consideraron la posibilidad de
realizarle un aborto «terapéutico» para poder salvar
su
vida, pero ella se negó rotundamente por su
profunda convicción cristiana.
Una ascensión rápida y sufrida. -En esa situación, María Cecilia tuvo que
enfrentar varias operaciones y, progresivamente, fue entrando en los "caminos raros"
de los cuales se sirve Dios "para llegar a uno". Sus numerosas así lo revelan. A una
amiga le escribe:"...Yo personalmente siempre fui muy coqueta y quise estar linda
para Luis"(el esposo). Reconoce (iY lo siente!) que ahora ha perdido toda su belleza,
pero anota que eso "nos permitió descubrir el amor más allá de las mascaras" Y siente
también que "se ha purificado el amor".
A sus alumnos del Vº año, les confía: la felicidad que la invade, en estar con
Dios: "el es el Amor... Y si lo descubrís Y dices "te acepto", te invade Y te toma" Y
sigue: "Ustedes saben que el cáncer es una enfermedad mortal; yo les aseguro que
para mí es algo que me está dando la vida..."
Y va progresando siempre más.-
A Mons. Meyer, arzobispo de Bahía
Blanca, le confiesa, entre otras cosas: "El otro día en el quirófano, estando sola antes
de que me durmieran, pude decirle sintiéndolo: "Sí, Jesús, te lo doy todo". Y sintió una
gran tranquilidad, a pesar del mal diagnóstico. Su relación con Dios se va haciendo
más profunda. Escribe: "Quiero ser como Vos quieras que sea. Tener la personalidad
que Vos quieras. Ser ante él que está a mi lado como Vos quieras que sea. Tener la
belleza que Vos quiera que tenga".
Su deseo: darle todo a Dios.- Hay dos citas que la retratan entera y son muy
decidoras: «Hoy le pude decir a Jesús que sí. Que creo en su amor más allá de todo y
que todo es Amor de Él. Que me entrego a Él».Y la otra: "Tus caminos son una locura,
rompen mi humanidad; pero son los únicos que quiero recorrer...". Sabemos que
realmente se entregó entera y entregó a Dios "TODO" por los, caminos que él quiso.
La voz de la gente, la voz de la Iglesia.-Cecilia
falleció el 1 de marzo
de 1985, y sus restos mortales descansan en el cementerio de la Mariápolis Lía
(O'Higgins, Bs. Aires). Su tumba es visitada por cientos de personas y madres
gestantes. Su fama de santidad y la heroicidad de sus virtudes, hicieron sí que la
Santa Sede declarara a Cecilia Perrín de Buide Sierva de Dios; y en febrero de 2007,
se inició su causa de beatificación y canonización.
(Fuente:Rev. Ciudad Nueva, n.451). Hay 2 libros que relatan la vida de la Sierva de Dios Cecilia
Perrín de Buide: "Tus caminos son una locura" Autor: Licy Miranda Editorial: Ciudad Nueva "Cecilia
Perrín, un canto a la vida" Autor: Licy Miranda Editorial: Ciudad Nueva
Las dos Teresa
El “Mes de octubre” no es sólo el Mes del Rosario, es también el mes de las madres y
de las misiones de “las Teresa”: la pequeña del Niño Jesús y la grande: Teresa de Ávila.;
ambas “carmelitanas”; ambas “Doctoras de la Iglesia” y tan diversas...
La “pequeña” Teresa (1873-1897): entra muy
joven al Carmelo, abrigando deseos desmesurados: ser todo
en la Iglesia y tantas cosas más. Pero sabe que su condición
de mujer y claustral no se lo permite…Un día, en las cartas
de san Pablo encuentra la respuesta: “Comprendí que sólo el
amor encerraba todas las vocaciones, que el amor lo era
todo…Mi vocación es el amor” y en un arrebato de felicidad
escribe: En el corazón de Iglesia, mi madre, yo seré el amor”.
Su “Historia de una alma”,en la que propone como camino
“la infancia espiritual”, es la mejor demostración de ello.
Teresa nos recuerda que “todo es gracias” y que “el sufrir
pasa el haber sufrido no pasa”.
Teresa la “grande”
(1515-1582): nacida en Ávila, fue la
reformadora del Carmelo y pobló España de convento. Autora
de libros como: “La vida escrita por ella”, “El camino de la
perfección”, “El castillo interior”, Cartas y poesías y otros, ha
influido, y sigue influyendo, como auténtica maestra de la
espiritualidad cristiana.
Recordamos de ella una ”letrilla”, que llevaba siempre
consigo, y puede ser útil a nosotros: “Nada te turbe, / nada te
espante, / todo se pasa, / Dios no se muda, / la paciencia/ todo lo
alcanza. / Quien a Dios tiene/ nada le falta. / Sólo Dios basta.
Referente:p.Benito, ssp, dir.:
domingo, octubre 17
Espiritualidad del Apóstol según San Pablo : «Con lágrimas en los ojos» (Fil. 3,18)
sábado, octubre 9
Espiritualidad del Apóstol según San Pablo : «Me alegro de sufrir por vosotros» (Col. 1,24)
martes, octubre 5
Encuentros: Vitaminas Energizantes #4: Testigo de Vida Octubre Mes del Rosario
Encuentros: Vitaminas energizantes n. 4 - Testigo de vida
Enrique Shaw (1921-1962), Argentino, padre de familia, empresario y santo
Un ejemplo extraordinario de lo que puede el colegio, la familia y un buen director espiritual en relación a encontrar la propia vocación, lo muestra la vida del empresario "santo" Enrique Shaw (1921-1962). A los catorce años ingresa a la Escuela Naval, cumpliendo con disciplina, capacidad y eficiencia sus deberes.
Su vocación: humanizar el trabajo. Al cumplir los veinte años, se “convierte" lo fascina el mundo obrero y quiere ser uno de ellos, pero un sacerdote amigo le sugiere entrar en el mundo empresarial y ayudar como dirigente a promover a los obreros, crear fuentes de trabajo, dar dignidad. Enrique entiende, estudia, ora y encuentra su vocación y vierte en ella su dinamismo y todas sus capacidades organizativas. Ha comprendido algo muy obvio, pero que entonces no lo era tanto: "Debemos crear trabajo, escribía, y cuanto más eficiente sea nuestra labor, más recursos tendrá la Providencia para repartir entre pobres y necesitados".
Mientras tanto su labor en la Acción Católica crece, entra en directivas dirigenciales, promueve obras sociales, dignificación del trabajo. Actúa en obras vocacionales como el Club Serra, y en las actividades de Cáritas, funda la Asociación Cristiana de Empresarios (ACDE). Amplia su influjo con sendas publicaciones sociales para contagiar a otros en la promoción obrera. Esta inmensa actividad es acompañada por una intensa vida espiritual, convirtiéndose en un ejemplo de que se puede unir oración con una intensa vida de trabajo. "Los empresarios cristianos deben encarnar a Cristo en la empresa. Somos responsables de la ascensión humana de nuestro personal " .Para animarse solía repetir: "Quiero obrar como lo haría Cristo si estuviera en mi lugar", que tanto recuerda al padre Alberto Hurtado, hoy santo, y la beata Teresa de Calcuta: ¡estamos en los años 50! También ellos se preguntaban: ¿Qué haría Cristo si estuviera en mi lugar?
La suya fue una familia modelo con nueve hijos y uno sacerdote misionero. Enrique encontraba el tiempo para estar con su familia, pasear a los hijos, jugar con ellos y rezar con ellos el Rosario de María, la devoción de la cual sacaba fuerza en los sufrimientos y una inmensa alegría de vivir y trabajar. Los obreros lo quisieron y lo mostraron concretamente en su enfermedad, ofreciendo muchísimos su sangre para las transfusiones. Muere en Buenos Aires en 1962. Había dejado escrito: “Tendría que ser Santo con mayúscula y todo”. Se ha abierto su causa de beatificación el 25 de septiembre de 2001.
Dos expresiones testamentarias: "Hemos sido creados para amar... Quiero seguir la vía del amor y hacer triunfar en mí mismo la bondad, la humildad, la dulzura, la paciencia". Y la otra, pronunciada ya en víspera de su muerte, en la reunión de la Organización Católica Internacional Católica. Luego del quehacer por la Patria, añade: “Pidamos a María –apóstol laico por excelencia – que nos haga comprender y amar nuestra misión, y nos proporcione luz y fuerza y alegría para que estemos a la altura de cuanto debemos hacer para lograr una Argentina mejor y, así, tener más para ofrecer a Dios”. Fueron sus últimas palabras en público y esto vale también para toda América Latina.
Octubre: Mes del Rosario
El Rosario, oración por la paz
El Rosario, mientras nos hace contemplar a Cristo, nos hace también constructores de la paz en el mundo. Por su carácter de petición insistente y comunitaria, en sintonía con la invitación de Cristo a "orar siempre sin desfallecer" (Lc 18, I), nos permite esperar que hoy se pueda vencer también una "batalla" tan difícil como la de la paz.
De este modo, el Rosario, en vez de ser una huida de los problemas del mundo, nos impulsa a examinarlos de manera responsable y generosa, y nos concede la fuerza de afrontarlos con la certeza de la ayuda de Dios y con el firme propósito de testimoniar en cada circunstancia la caridad, "que es el vínculo de la perfección" (CoI 3, 14). (Juan Pablo II, Sobre el Santo Rosario n.40)
Nos han escrito…
• Hola Padre Benito, Quería agradecerle por los Encuentros Energizantes. Muy bueno e interesante el artículo de esta chica tan joven y tan santa! Eugenia T.
• De la Mariápolis Lía: agradecen el programa sobre la nueva “bienaventurada” Chiara Luce Badano, del Movimiento de los Focolares.
• A todos los demás, un sincero agradecimiento, por sus estimulantes palabras, con la oración que nos une en este cenáculo cibernético. pB.
Dirección del programa: domingos@arnetbiz. com.ar