Un lugar para caminar con San Pablo... para llevar a Cristo a cada persona en cada paso... un espacio para peregrinar a través de las Cartas de San Pablo, un lugar para reflexionar, compartir, y disfrutar de La Palabra a través de su gesta como el Apóstol de las Gentes. Una oportunidad más para conocer a Pablo de Tarso, misionar con él y llevar la Palabra de Jesús Resucitado.

martes, octubre 26

Espiritualidad del Apóstol según San Pablo :«Fuerza en la debilidad» (2 Cor. 12,10)

«Fuerza en la debilidad» (2 Cor. 12,10)

Sin embargo, parece que no siempre lo haya visto así. En un texto muy conocido (2 Cor. 12,7-10) nos habla de una determinada «debilidad», algo muy molesto que llama «aguijón» y califica de «mensajero de Satanás»; por el contexto, parece que se refiere a las ya mencionadas persecuciones y tribulaciones de todo tipo padecidas por Cristo, aunque también pudiera tratarse de una enfermedad. Lo cierto es que Pablo lo ha visto como un obstáculo que le impedía realizar su obra -la obra de la evangelización que Dios mismo le había encomendado-; por eso dice que le pidió insistentemente al Señor que alejase de él aquella dificultad.

Ahora bien, el Señor le hizo ver que lo que él consideraba un obstáculo era por el contrario la ocasión de que se manifestase con toda su eficacia la fuerza de Cristo. Por eso concluye Pablo: «con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo», pues «cuando soy débil entonces soy fuerte».

¿De dónde ha aprendido Pablo esta lección? Sin duda, del misterio de la cruz. Pues en la 1ª Corintios emplea términos semejantes para hablar de él. En efecto, allí Pablo afirmaba que, frente a la sabiduría de los hombres, él predica «a Cristo crucificado», que es «fuerza de Dios», pues «la debilidad divina es más fuerte que la fuerza de los hombres» (1 Cor. 1,23-25).

En el misterio de la cruz el Apóstol ha contemplado que en la más extrema debilidad e inutilidad humana -un hombre inutilizado en una cruz y destrozado- se realiza el acontecimiento máximamente eficaz: la redención de la humanidad entera. Y a la luz de ese misterio ha comprendido que ese estilo, esa «norma», Dios continúa empleándola: Dios sigue salvando a través de la debilidad humana, continúa obrando con su fuerza infinita en medio de la impotencia y de la inutilidad humanas; más aún, ahí se encarna -por así decirlo- el poder de Dios. El misterio de la cruz se prolonga así en la vida del apóstol con su eficacia infinita y divina.

Ahora entendemos mejor las palabras que dan título a este capítulo. Pablo se alegra de sufrir por los de Colosas. ¿La razón? «Completo lo que en mi carne falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su cuerpo, que es la Iglesia» (Col. 1,24). Notar el «por vosotros» y el «en favor vuestro»: Pablo tiene conciencia de que sus sufrimientos tienen valor redentor; de que Cristo, viviendo en él (Gal. 2,20), prolonga en él y a través de él su sufrimiento redentor. De ese modo, mediante su sufrimiento apostólico -padecido por amor- el enviado de Cristo hace presente en el tiempo y el espacio la cruz de Cristo, la única que salva. En este sentido «completa» en sí mismo el sufrimiento de Cristo.

Lo mismo que en el Maestro, se opera en el discípulo una suerte de sustitución vicaria: «De este modo la muerte actúa en nosotros, más en vosotros la vida» (2 Cor. 4,12). Sufriendo por los hombres, el apóstol lleva en sí «la muerte de Jesús»; «continuamente entregados a la muerte por causa de Jesús», los apóstoles transmiten a los hombres «la vida de Jesús» (2 Cor. 4,10-11).

Se comprende por qué, ante tantas dificultades, proclama Pablo: «no desfallecemos» (2 Cor.4,16). Más aún, por qué llega gritar desafiante: «¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo!» (Gal. 6,14). Sabe, incluso por experiencia, que la cruz es su fuerza y su salvación; y no desea buscar otro apoyo ni otra seguridad. Y de igual manera que se gloría en la cruz de Cristo en sí misma, se gloría en la cruz de Cristo en cuanto que se hace presente en su vida («me glorío en mis debilidades...en las persecuciones padecidas por Cristo»: 2 Cor.12,9-10).

Desde aquí se iluminan también expresiones paradójicas como la siguiente: «Estoy lleno de consuelo y sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones» (2 Cor. 7,4). En el apóstol se hace presente el misterio pascual en su integridad: fuerza en la debilidad, vida en la muerte, gozo en el sufrimiento. La presencia de la cruz en la vida del apóstol es siempre fuente de gozo («me alegro de sufrir por vosotros»), pues es siempre portadora de fecundidad (cf. Jn. 16,21).

No sólo es que sobreabunde el consuelo en medio de las tribulaciones -y en proporción superior a ellas-, sino que tanto las tribulaciones como el consuelo tienen también valor salvífico: «si somos atribulados, lo somos para consuelo y salvación vuestra; si somos consolados, lo somos para el consuelo vuestro, que os hace soportar con paciencia los mismos sufrimientos que también nosotros soportamos» (2 Cor. 1,6).

lunes, octubre 18

Espiritualidad del Apóstol según San Pablo : «Dolores de parto» (Gal 4,19)

«Dolores de parto» (Gal 4,19)

San Pablo ha entendido y ha vivido todos estos padecimientos no sólo como algo que debía soportar coherentemente por fidelidad a su misión, sino como algo valioso y fecundo en sí mismo.

Escribiendo a los gálatas -en plena crisis judaizante- tiene esta exclamación que le sale de lo más hondo del corazón: «¡hijos míos!, por quienes sufro de nuevo dolores de parto hasta ver a Cristo formado en vosotros» (Gal. 4, 19). Una ráfaga de luz en su interior le ha hecho comprender que las luchas y sufrimientos por el Evangelio y por sus discípulos eran fecundos; dolores, sí, pero dolores de parto. Lo mismo que la mujer sufre hasta dar a luz, pero luego se goza por haberle dado un hijo al mundo (Jn. 16,21), así el apóstol sufre lo indecible, pero el resultado final es impagable: «ver a Cristo formado en vosotros».

Este es el secreto del misterio de la cruz en la vida del apóstol, un misterio de vida y fecundidad en medio del dolor y del aparente fracaso. Por eso escribirá a los de Corinto: «Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo» (2 Cor.4,10).

Encuentros: Vitaminas energizantes n.5- Testigo de vida Cuando Dios pide TODO

Cuando Dios pide TODO

Cecilia Perrín, esposa, madre, maestra, focolarina

María Cecilia Perrín de Buide era una joven madre
familia argentina que murió el 1 de marzo de 1985
los 28 años, rechazando un aborto, entregó su vida
para salvar la vida de su hija María Agustina. Se ha
iniciado su causa de beatificación.

María Cecilia Perrín nació en Punta Alta,

Buenos Aires, Argentina, el 22 de febrero de 1957,
en el seno de una familia de profundas raíces cristianas, entre las primeras familia que adhirió al
Movimiento de los Focolares, fundado por Chiara
Lubich. El 20 de mayo de 1983, se casa. Estando
embarazada le detectaron un cáncer irreversible.
Los médicos consideraron la posibilidad de
realizarle un aborto «terapéutico» para poder salvar
su
vida, pero ella se negó rotundamente por su
profunda convicción cristiana.

Una ascensión rápida y sufrida. -En esa situación, María Cecilia tuvo que

enfrentar varias operaciones y, progresivamente, fue entrando en los "caminos raros"
de los cuales se sirve Dios "para llegar a uno". Sus numerosas así lo revelan. A una
amiga le escribe:"...Yo personalmente siempre fui muy coqueta y quise estar linda
para Luis"(el esposo). Reconoce (iY lo siente!) que ahora ha perdido toda su belleza,
pero anota que eso "nos permitió descubrir el amor más allá de las mascaras" Y siente
también que "se ha purificado el amor".
A sus alumnos del Vº año, les confía: la felicidad que la invade, en estar con
Dios: "el es el Amor... Y si lo descubrís Y dices "te acepto", te invade Y te toma" Y
sigue: "Ustedes saben que el cáncer es una enfermedad mortal; yo les aseguro que
para mí es algo que me está dando la vida..."

Y va progresando siempre más.-

A Mons. Meyer, arzobispo de Bahía
Blanca, le confiesa, entre otras cosas: "El otro día en el quirófano, estando sola antes
de que me durmieran, pude decirle sintiéndolo: "Sí, Jesús, te lo doy todo". Y sintió una
gran tranquilidad, a pesar del mal diagnóstico. Su relación con Dios se va haciendo
más profunda. Escribe: "Quiero ser como Vos quieras que sea. Tener la personalidad
que Vos quieras. Ser ante él que está a mi lado como Vos quieras que sea. Tener la
belleza que Vos quiera que tenga".

Su deseo: darle todo a Dios.- Hay dos citas que la retratan entera y son muy

decidoras: «Hoy le pude decir a Jesús que sí. Que creo en su amor más allá de todo y
que todo es Amor de Él. Que me entrego a Él».Y la otra: "Tus caminos son una locura,
rompen mi humanidad; pero son los únicos que quiero recorrer...". Sabemos que
realmente se entregó entera y entregó a Dios "TODO" por los, caminos que él quiso.

La voz de la gente, la voz de la Iglesia.-Cecilia

falleció el 1 de marzo
de 1985, y sus restos mortales descansan en el cementerio de la Mariápolis Lía
(O'Higgins, Bs. Aires). Su tumba es visitada por cientos de personas y madres
gestantes. Su fama de santidad y la heroicidad de sus virtudes, hicieron sí que la
Santa Sede declarara a Cecilia Perrín de Buide Sierva de Dios; y en febrero de 2007,
se inició su causa de beatificación y canonización.

(Fuente:Rev. Ciudad Nueva, n.451). Hay 2 libros que relatan la vida de la Sierva de Dios Cecilia

Perrín de Buide: "Tus caminos son una locura" Autor: Licy Miranda Editorial: Ciudad Nueva "Cecilia

Perrín, un canto a la vida" Autor: Licy Miranda Editorial: Ciudad Nueva

Las dos Teresa

El “Mes de octubre” no es sólo el Mes del Rosario, es también el mes de las madres y
de las misiones de “las Teresa”: la pequeña del Niño Jesús y la grande: Teresa de Ávila.;
ambas “carmelitanas”; ambas “Doctoras de la Iglesia” y tan diversas...

La “pequeña” Teresa (1873-1897): entra muy

joven al Carmelo, abrigando deseos desmesurados: ser todo
en la Iglesia y tantas cosas más. Pero sabe que su condición
de mujer y claustral no se lo permite…Un día, en las cartas
de san Pablo encuentra la respuesta: “Comprendí que sólo el
amor encerraba todas las vocaciones, que el amor lo era
todo…Mi vocación es el amor” y en un arrebato de felicidad
escribe: En el corazón de Iglesia, mi madre, yo seré el amor”.
Su “Historia de una alma”,en la que propone como camino
“la infancia espiritual”, es la mejor demostración de ello.
Teresa nos recuerda que “todo es gracias” y que “el sufrir
pasa el haber sufrido no pasa”.

Teresa la “grande”
(1515-1582): nacida en Ávila, fue la

reformadora del Carmelo y pobló España de convento. Autora
de libros como: “La vida escrita por ella”, “El camino de la
perfección”, “El castillo interior”, Cartas y poesías y otros, ha
influido, y sigue influyendo, como auténtica maestra de la
espiritualidad cristiana.
Recordamos de ella una ”letrilla”, que llevaba siempre
consigo, y puede ser útil a nosotros: “Nada te turbe, / nada te

espante, / todo se pasa, / Dios no se muda, / la paciencia/ todo lo
alcanza. / Quien a Dios tiene/ nada le falta. / Sólo Dios basta.

Referente:p.Benito, ssp, dir.:

domingo, octubre 17

Espiritualidad del Apóstol según San Pablo : «Con lágrimas en los ojos» (Fil. 3,18)

«Con lágrimas en los ojos» (Fil. 3,18)

Sin embargo, como ocurrió con el Maestro, más intensos y continuos que los dolores físicos han sido los dolores interiores, morales o espirituales.

En el texto antes citado, tras la enumeración de los padecimientos físicos, continuaba Pablo: « Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias. ¿Quién desfallece sin que desfallezca yo? ¿Quién sufre escándalo sin que yo me abrase?» (2 Cor. 11,28-29). Se trata de los sufrimientos que provienen de la caridad: cuando a uno le importan los demás no queda indiferente ante las dificultades y problemas de ellos...

Ya hemos visto cómo Pablo nos confesaba que sentía «una gran tristeza y un dolor incesante en el corazón» (Rom. 9,2) a causa de sus hermanos israelitas, que en su gran mayoría habían rechazado al Mesías y el Evangelio de la salvación.

Cuando tiene que abandonar Tesalónica a causa de la persecución, debiendo dejar una comunidad joven y sin afianzar, Pablo sufre temiendo que todo quede reducido a la nada (1 Tes. 3,5); sólo cuando vuelve Timoteo trayendo buenas noticias, experimenta el consuelo en medio de sus tribulaciones y se siente volviendo a vivir (1 Tes. 3,7-8).

Particularmente el problema judaizante debió hacer sufrir enormemente al apóstol, pues veía que se deformaba la esencia del Evangelio y se perturbaba gravemente a las comunidades (Gal. 1,6-9). Escribiendo a los filipenses expresará su dolor con estas palabras: «muchos viven, según os dije tantas veces, y ahora os lo repito con lágrimas, como enemigos de la cruz de Cristo...» (Fil. 3, 18).

sábado, octubre 9

Espiritualidad del Apóstol según San Pablo : «Me alegro de sufrir por vosotros» (Col. 1,24)

9

«Me alegro de sufrir por vosotros» (Col. 1,24)

El capítulo anterior nos ha hecho descubrir cómo San Pablo se concibe a sí mismo íntimamente asociado a Cristo y a su mensaje. Para él, evangelizar no es una tarea meramente externa, sino que le implica totalmente desde dentro. El mensajero debe identificarse con el mensaje, y debe identificarse también con Aquel que le envía.

Llegamos así a un aspecto esencial en el conocimiento y en la experiencia que Pablo tiene del misterio de Cristo: el misterio de la cruz. Configurado con Cristo, vamos a descubrir al Apóstol «crucificado con Cristo» (Gal. 2,19) y «configurado a su muerte» (Fil. 3,10).


«Llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús» (Gal. 6,17)

Varias veces alude San Pablo en sus cartas a «las marcas de Jesús» que lleva impresas en su cuerpo. Indudablemente no se refiere a estigmas ni a ningún otro tipo de fenómeno extraordinario, sino a las cicatrices debidas a los malos tratos sufridos por Cristo (2 Cor. 4,10; 6,4-5...).

En 2 Cor. 11,24-27 nos da incluso una lista detallada de pruebas por las que había tenido que pasar: «Cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes menos uno. Tres veces fui azotado con varas; una vez apedreado; tres veces naufragué; un día y una noche pasé en el abismo. Viajes frecuentes; peligros de ríos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza; peligros de los gentiles; peligros en ciudad; peligros en despoblado; peligros por mar; peligros entre falsos hermanos; trabajo y fatiga; noches sin dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez». Y el libro de los Hechos nos certifica del realismo de todo ello: cárceles, tribunales, latigazos, insidias, amenazas de muerte, motines... El sufrimiento físico ha acompañado a cada paso al apóstol en su existencia.

Más aún, en 2 Cor. 12, 10 habla de «injurias», «persecuciones», «angustias», «sufridas por Cristo». Por tanto, junto a los sufrimientos físicos está ese roce continuo de la humillación, la contradicción, las dificultades y trabas de todo tipo; y ello por parte de los judíos, de las autoridades romanas... o de los mismos «falsos hermanos» (fue sin duda una de las espinas más dolorosas del apóstol la presencia continua de los judaizantes, de los falsos apóstoles, que ponían en tela de juicio su labor e incluso contradecían abiertamente la predicación de Pablo).

Él mismo presenta estos sufrimientos, «soportados por Cristo», como una prueba de la autenticidad de su apostolado (2 Cor. 12,12). Pablo ha sufrido de hecho en su carne por Cristo y por el Evangelio, por sus comunidades y por cada evangelizado. Y eso es señal clara de que nada buscaba para sí. Pues ciertamente el mercenario cuando ve venir al lobo abandona las ovejas y huye, pues en realidad no le importan las ovejas (Jn. 10,12-13); en cambio, el buen pastor -el auténtico apóstol- da la vida por las ovejas (Jn. 10,11).

martes, octubre 5

Sobre Santiago Alberione nos habla la Hermana Ines Hijas de San Pablo Pu...

Encuentros: Vitaminas Energizantes #4: Testigo de Vida Octubre Mes del Rosario

Encuentros: Vitaminas energizantes n. 4 - Testigo de vida

Enrique Shaw (1921-1962), Argentino, padre de familia, empresario y santo


Un ejemplo extraordinario de lo que puede el colegio, la familia y un buen director espiritual en relación a encontrar la propia vocación, lo muestra la vida del empresario "santo" Enrique Shaw (1921-1962). A los catorce años ingresa a la Escuela Naval, cumpliendo con disciplina, capacidad y eficiencia sus deberes.


Su vocación: humanizar el trabajo. Al cumplir los veinte años, se “convierte" lo fascina el mundo obrero y quiere ser uno de ellos, pero un sacerdote amigo le sugiere entrar en el mundo empresarial y ayudar como dirigente a promover a los obreros, crear fuentes de trabajo, dar dignidad. Enrique entiende, estudia, ora y encuentra su vocación y vierte en ella su dinamismo y todas sus capacidades organizativas. Ha comprendido algo muy obvio, pero que entonces no lo era tanto: "Debemos crear trabajo, escribía, y cuanto más eficiente sea nuestra labor, más recursos tendrá la Providencia para repartir entre pobres y necesitados".

Mientras tanto su labor en la Acción Católica crece, entra en directivas dirigenciales, promueve obras sociales, dignificación del trabajo. Actúa en obras vocacionales como el Club Serra, y en las actividades de Cáritas, funda la Asociación Cristiana de Empresarios (ACDE). Amplia su influjo con sendas publicaciones sociales para contagiar a otros en la promoción obrera. Esta inmensa actividad es acompañada por una intensa vida espiritual, convirtiéndose en un ejemplo de que se puede unir oración con una intensa vida de trabajo. "Los empresarios cristianos deben encarnar a Cristo en la empresa. Somos responsables de la ascensión humana de nuestro personal " .Para animarse solía repetir: "Quiero obrar como lo haría Cristo si estuviera en mi lugar", que tanto recuerda al padre Alberto Hurtado, hoy santo, y la beata Teresa de Calcuta: ¡estamos en los años 50! También ellos se preguntaban: ¿Qué haría Cristo si estuviera en mi lugar?


La suya fue una familia modelo con nueve hijos y uno sacerdote misionero. Enrique encontraba el tiempo para estar con su familia, pasear a los hijos, jugar con ellos y rezar con ellos el Rosario de María, la devoción de la cual sacaba fuerza en los sufrimientos y una inmensa alegría de vivir y trabajar. Los obreros lo quisieron y lo mostraron concretamente en su enfermedad, ofreciendo muchísimos su sangre para las transfusiones. Muere en Buenos Aires en 1962. Había dejado escrito: “Tendría que ser Santo con mayúscula y todo”. Se ha abierto su causa de beatificación el 25 de septiembre de 2001.


Dos expresiones testamentarias: "Hemos sido creados para amar... Quiero seguir la vía del amor y hacer triunfar en mí mismo la bondad, la humildad, la dulzura, la paciencia". Y la otra, pronunciada ya en víspera de su muerte, en la reunión de la Organización Católica Internacional Católica. Luego del quehacer por la Patria, añade: “Pidamos a María –apóstol laico por excelencia – que nos haga comprender y amar nuestra misión, y nos proporcione luz y fuerza y alegría para que estemos a la altura de cuanto debemos hacer para lograr una Argentina mejor y, así, tener más para ofrecer a Dios”. Fueron sus últimas palabras en público y esto vale también para toda América Latina.



Octubre: Mes del Rosario

El Rosario, oración por la paz


El Rosario, mientras nos hace contemplar a Cristo, nos hace también constructores de la paz en el mundo. Por su carácter de petición insistente y comunitaria, en sintonía con la invitación de Cristo a "orar siempre sin desfallecer" (Lc 18, I), nos permite esperar que hoy se pueda vencer también una "batalla" tan difícil como la de la paz.

De este modo, el Rosario, en vez de ser una huida de los problemas del mundo, nos impulsa a examinarlos de manera responsable y generosa, y nos concede la fuerza de afrontarlos con la certeza de la ayuda de Dios y con el firme propósito de testimoniar en cada circunstancia la caridad, "que es el vínculo de la perfección" (CoI 3, 14). (Juan Pablo II, Sobre el Santo Rosario n.40)


Nos han escrito…


Hola Padre Benito, Quería agradecerle por los Encuentros Energizantes. Muy bueno e interesante el artículo de esta chica tan joven y tan santa! Eugenia T.

De la Mariápolis Lía: agradecen el programa sobre la nueva “bienaventurada” Chiara Luce Badano, del Movimiento de los Focolares.

A todos los demás, un sincero agradecimiento, por sus estimulantes palabras, con la oración que nos une en este cenáculo cibernético. pB.

Dirección del programa: domingos@arnetbiz. com.ar

lunes, octubre 4

Espiritualidad del Apóstol según San Pablo :«Olor de muerte» (2 Cor. 2, 16)

«Olor de muerte» (2 Cor. 2, 16)

En el texto que citábamos al inicio de este capítulo, encontramos estas palabras. El Apóstol sabe que el anuncio del Evangelio es un acontecimiento dramático. Ciertamente a los que lo acogen les coloca en el camino de la salvación conduciéndolos a la vida eterna; pero a los que lo rechazan les pone en el camino de perdición, conduciéndolos al fracaso último y definitivo. No hay término medio. La predicación coloca a los hombres en esta disyuntiva necesaria (ver el texto paralelo de 1 Cor. 1,18).

Lo mismo que la presencia de Jesús en el mundo había provocado a los hombres a ponerse a favor o en contra de Él (Lc. 11,23), convirtiéndole en «signo de contradicción» (Lc. 2,34), así también el evangelizador, como «buen olor de Cristo», es signo de contradicción.

La predicación del Evangelio mira al destino supremo de la salvación o de la perdición de los hombres. En el momento del anuncio se anticipa en la historia el juicio último. La actitud de los hombres ante el mensaje de Cristo decide su suerte eterna. De ahí la exclamación de Pablo: «para esto, para una responsabilidad tan tremenda, ¿quién es capaz, quién está a la altura?».

Este es..

... un espacio para peregrinar a través de las Cartas de San Pablo, un lugar para reflexionar, compartir, y disfrutar de La Palabra a través de su gesta como el Apóstol de las Gentes. Una oportunidad más para conocer a Pablo de Tarso, misionar con él y llevar la Palabra de Jesús Resucitado.