Un lugar para caminar con San Pablo... para llevar a Cristo a cada persona en cada paso... un espacio para peregrinar a través de las Cartas de San Pablo, un lugar para reflexionar, compartir, y disfrutar de La Palabra a través de su gesta como el Apóstol de las Gentes. Una oportunidad más para conocer a Pablo de Tarso, misionar con él y llevar la Palabra de Jesús Resucitado.

martes, enero 1

Carta a los Gálatas: Parte III (5,1-6,10) por Rafael Sanz













Esta es la parte exhortativa: conservad esa libertad en Cristo.
Vivir según el Espíritu: Cristo nos ha redimido para la libertad.

Pablo extrae algunas conclusiones prácticas de la exposición doctrinal que precede. Se trata de que los gálatas respondan a su vocación de libertad, la que el Espíritu de Dios suscita entre los hijos de la Jerusalén de arriba. Esta parte comprende dos secciones:

a) Advertencia para que no pierdan la libertad en Cristo (5,1-12)

Si Cristo nos ha comprado, no ha sido para hacernos cambiar una esclavitud por otra, sino para concedernos la libertad de los hijos de Dios. Se impone esta interpretación, si tenemos en cuenta el texto paralelo de Rom 8,15: mirad, no recibisteis un espíritu que os haga esclavos y os vuelva al temor; recibisteis un Espíritu que os hace hijos.

5,1 Para ser libres nos ha liberado Cristo. Manteneos, pues, firmes y no os dejéis oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud. 2 Soy yo, Pablo, quien os lo dice: Si os circuncidáis, Cristo no os aprovechará nada. 34 Habéis roto con Cristo todos cuantos buscáis la justicia en la ley. Habéis caído en desgracia. 5 En cuanto a nosotros por el Espíritu y la fe esperamos la justicia anhelada. 6 Porque siendo de Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen eficacia, sino la fe que actúa por la caridad. De nuevo declaro a todo hombre que se circuncida que queda obligado a practicar toda la ley.

7 Corríais bien, ¿quién os puso obstáculos para que no siguierais la verdad? 8 Semejante persuasión no proviene de Aquel que os llama. 9 Un poco de levadura hace fermentar toda la masa. 10 Por mi parte, confío en el Señor que no cambiaréis de actitud; pero el que os perturba, quienquiera que sea, cargará con su sentencia. 11 En cuanto a mí, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué soy perseguido? ¡Pues se acabó ya el escándalo de la cruz! 12 ¡Ojalá que se mutilaran los que os perturban!
b) Instrucciones sobre el recto uso de la libertad cristiana (5,13-6,10)

Pablo, en un primer momento, quiere dejar clara la primacia de la caridad (13-18), y junto a un catálogo de vicios (obras de la carne) que el cristiano debe evitar si quiere compartir las bendiciones del reino de Dios (19-21) añade un elenco de las virtudes que denomina frutos del Espíritu Santo (22-25).

13 Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; pero no toméis de esa libertad pretexto para la carne; antes al contrario, servíos unos a otros por amor. 14 Pues toda la ley alcanza su plenitud en este solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 15 Pero si os mordéis y os devoráis unos a otros, ¡mirad no vayáis a destruiros mutuamente!

16 Os digo esto: proceded según el Espíritu, y no deis satisfacción a las apetencias de la carne. 17 Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne, como que son entre sí tan opuestos, que no hacéis lo que queréis. 18 Pero, si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. 19 Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, 20 idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, ambición, divisiones, disensiones, 21 rivalidades, borracheras, comilonas y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. 22 En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, 23 modestia, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley. 24 Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias.

25 Si vivimos por el Espíritu, sigamos también al Espíritu. 26 No seamos vanidosos provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente.

Y en un segundo momento exhorta a vivir bajo la ley de Cristo que son preceptos de amor y celo (6,1-10).

6, 1 Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros, los espirituales, corregidle con espíritu de mansedumbre, y cuídate de ti mismo, pues también tú puedes ser tentado. 2 Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas y cumplid así la ley de Cristo. 3 Porque si alguno se imagina ser algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo.4 Examine cada cual su propia conducta y entonces tendrá en sí solo motivos de gloriarse, y no en otros, 5 pues cada uno lleva su propia carga.

6 Que el catecúmeno comparta sus bienes con el catequista.

7 No os engañéis; de Dios nadie se burla. Pues lo que uno siembre, eso cosechará: 8 el que siembre para su carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre para el espíritu, del espíritu cosechará vida eterna. 9 No nos cansemos de obrar el bien; que a su debido tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos. 10 Por tanto, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, pero especialmente a nuestros hermanos en la fe.


¿Cómo expone san Pablo la libertad cristiana en la carta a los Gálatas?

Carta a los Gálatas: Conclusión (6,11-18)

Se trata del epílogo y firma de Pablo:

6, 11 ¡Mirad con qué letras tan grandes os escribo de mi propio puño! 12 Los que quieren ser bien vistos en lo humano, son los que os fuerzan a circuncidaros, con el único fin de evitar la persecución por la cruz de Cristo. 13 Pues ni siquiera esos mismos que se circuncidan cumplen la ley; sólo desean veros circuncidados para gloriarse en vuestra carne. 14 En cuanto a mí, ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo! 15 Porque lo que cuenta no es la circuncisión, ni la incircuncisión, sino la creación nueva. 16 Y para todos los que se sometan a esta regla, paz y misericordia, lo mismo que para el Israel de Dios.

17 En adelante nadie me moleste, pues llevo sobre mi cuerpo las señales de Jesús. 18 Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.

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