Un lugar para caminar con San Pablo... para llevar a Cristo a cada persona en cada paso... un espacio para peregrinar a través de las Cartas de San Pablo, un lugar para reflexionar, compartir, y disfrutar de La Palabra a través de su gesta como el Apóstol de las Gentes. Una oportunidad más para conocer a Pablo de Tarso, misionar con él y llevar la Palabra de Jesús Resucitado.

lunes, julio 28

CURSO A DISTANCIA E-LEARNING SOBRE SAN PABLO DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE.



(Advertencia: Debe hacer todas las gestiones directamente con el centro de formación el curso es vía internet. Esta nota es de carácter informativo solamente.)


Nombre del curso San Pablo: Apóstol de los gentiles
Inicio de Inscripciones Inscripciones abiertas
Término de inscripciones 06 de agosto de 2008
Inicio del Curso 07 de agosto de 2008
Duración 5 semanas - 40 horas cronológicas
Modalidad A distancia vía internet ( e-Learning)
Código sanpablo
Área de formación Formación Permanente

Presentación

En este curso, que se dicta en compañía de la revista Humanitas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, se presentarán las conferencias realizadas en este centro de estudios tituladas "El corazón de Pablo es el corazón de la Iglesia" y que abordan temáticas como la cristología y la escatología paulina, la justificación en San Pablo y el apóstol y el Cuerpo Místico de la Iglesia.

Este curso busca acercar a las personas a la figura de San Pablo, este importante apóstol que hoy, dos mil años después, sigue cuestionando por su testimonio de conversión, apostolado y amor a la Iglesia. El curso ha sido preparado por el profesor Antonio Amado, adaptado para e-learning por Júlio Egrejas.

Objetivo

• Conocer los principales aspectos del trabajo apostólico de San Pablo y la cristología paulina a través del estudio de las cartas escritas.
• Descubrir la importancia de San Pablo en la reflexión sobre la Iglesia y su misión apostólica.
• Resaltar la importancia de la figura de San Pablo, la riqueza de sus textos y su plasmación en la vida de los católicos.
Metodologías Se entregará un conjunto de herramientas metodológicas probadas y diseñadas especialmente para ser utilizadas en el ejercicio del rol docente.
Programa

UNIDAD 1:
San Pablo, apóstol de los gentiles
"Quiso Dios salvar a los creyentes mediante la necedad de la predicación" (1 Cor. 1, 21)

UNIDAD 2:
La Cristología paulina
"Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo" (Flp. 2,5)

UNIDAD 3:
La justificación en San Pablo
"Si por la ley se obtuviera la justificación, entonces hubiese muerto Cristo en vano" (Ga. 2, 21)


UNIDAD 4:
San Pablo y el Cuerpo Místico de Cristo
"Le constituyó Cabeza suprema de la Iglesia, que es su Cuerpo" (Ef. 1, 22-23)


UNIDAD 5:
La escatología paulina
"El endurecimiento parcial que sobrevino a Israel, durará hasta que entre la totalidad de los gentiles". (Rom. 11, 25)

Asesor y autor de los contenidos Filósofo Antonio Amado Fernández - Chile
Tutor Teólogo Júlio Egrejas - Brasil
Invitado Especial Don Jaime Antúnez Aldunate - Chile
Certificación Vida y Espiritualidad - VE y Revista Humanitas

Costo
US $45.00 Dólares Americanos.
Envío de cetificados * US $10.00 Dólares Americanos.

*Costo de envió de certificados que abonarán las personas que deseen el certificado y que se encuentran fuera de Lima Perú. En Lima el certificado tendrá un costo de US $5.00 Dólares Americanos.

Pre-inscripción gratuita.
Para más información: Vea la página oficial del curso.
http://www.cirilus.net/index.php?curso=sanpablo

Y su formulario de pre-inscripción.
Aquí. http://www.cirilus.net/index.php?curso=form

miércoles, julio 23

La “fatiga” de ser san Pablo en un mundo globalizado













Un santo grande, “no popular”. Uno de los mayores admiradores de san Pablo y famoso orador Juan Crisóstomo, ya en el siglo IV, se quejaba que muchos cristianos, no sólo no leían al Apóstol sino que ni sabían cuántas cartas había escrito. Lo cierto es que Pablo nunca ha sido un santo popular como san Antonio de Padua, san Expedito o santa Teresita de Lisieux. El papa Benedicto XVI, con la convocatoria del Año Paulino, espera un mayor conocimiento de la vida, de la misión y de los escritos de san Pablo que repercuta favorablemente en las tareas pastorales y ecuménicas de la Iglesia. Estas notas apuntan precisamente a eso: ayudar a hacerlo entrar en el imaginario colectivo.

Cinco ciudades en su destino. – Pablo, cuyo nombre judío era Saulo, nació, entre los años 6/10 de nuestra era, en Tarso de Cilicia (en la actual Turquía), famosa por sus universidades. Allí realiza los primeros estudios y aprende el oficio de tejedor de tiendas de campaña. Poco más que adolescente, emigra a Jerusalén donde estudia La Ley (las Sagradas Escrituras) en la escuela del Rabí Gamaliel. Aquí conoce el Movimiento de “El Camino” que reúne a los secuaces de Jesús y se vuelve adversario apasionado primero, y luego perseguidor violento del mismo. A los 30 años, camino de la ciudad siria de Damasco, donde va en busca de cristianos para encarcelarlos, se le revela prodigiosamente Jesús resucitado que le habla. Pablo es bautizado y se convierte en un ferviente discípulo de ese Jesús que antes había perseguido. Rechazado por los viejos compañeros y sospechado por lo nuevos – lo creen un “infiltrado”-, es presentado a los Apóstoles por un amigo común, Bernabé, y es aceptado en la comunidad con la motivación que “ha visto al Señor en el camino” (Hech 9,27). En Antioquía de Siria, donde reside un tiempo, recibe con Bernabé la misión del Espíritu Santo de ir a predicar a las regiones lejanas. Y comienzan los grandes “viajes misioneros” que llevan a Pablo y a sus compañeros a anunciar el Evangelio a todo el mundo conocido, y a ser protagonistas de eventos extraordinarios como el Concilio de Jerusalén (año 49), que define la libertad de la Iglesia ante el judaísmo: el Antiguo Testamento queda “situado” y se afirma con claridad la “novedad” cristiana. Todo esto no sin dificultades, rupturas y hasta persecuciones (Cfr 2 Cor 11,16-33). Finalmente, Roma, es su meta, para implantar a Cristo en el corazón del Imperio; y allí, en la persecución de Nerón, muere mártir en el año 64 o 67.

Hijo de tres culturas “en un mundo globalizado”.Sabemos que el agente principal de la Evangelización es el Espíritu Santo y, en la aventura de Pablo y de sus compañeros, eso se revela en forma palmaria. Pero se aprecia también con fuerza el factor humano del “instrumento escogido” (Hech 9,15) para llevar el nombre de Cristo a todos. En Pablo se dan tres mediaciones “naturales” que facilitan sus tareas misioneras: es de raza y religión judía – a las que no sólo no renuncia, sino que las va madurando y perfeccionando-, y hacen de soporte bíblico a su misión ; es de cultura griega que, con su dialecto – la koiné – le permite relacionarse con muchos pueblos, “inculturando” el Evangelio a sus lenguajes y costumbres; es ciudadano romano, capaz de comprender y aprovechar las facilidades administrativas del Imperio, orientadas -con sus tribunales, artes, correos, rutas, a hacer del mundo un solo gran pueblo (¡la Paz Romana!), globalizado ante litteram, un hecho que favorecía con creces el universalismo cristiano...

La “novedad” de Pablo: comunidades para comunicar. En Pablo las tres características recordadas generan un dinamismo prodigioso. En cifras se calcula que recorrió unos 20 mil Km., predicando al Cristo del Evangelio. Utiliza una estrategia urbana de gran eficacia: no se instala en aldeas y villorrios, sino en grandes urbes donde se hacía el pensamiento, hervía el comercio y la movilidad social, con influjo también en el agro. Pensemos en la primera Iglesia de Europa, en la ciudad de Filipos, en casa de Lidia, una comerciante de púrpura, donde llegaban comerciantes de todas partes. Catequizados sobre Cristo, lo hacían conocer en sus lugares de origen y la “Palabra se difundía”. Pablo crea, mejor recrea las “cartas” que ya existían, para comunicar con su comunidades. De las muchas, se conservan 13. Inventa nuevas palabras, da nuevo sentido a las antiguas para que el Evangelio de la salvación sea entendido y acogido. Se revela así un gran misionero de la metrópolis, sabedor de que los “medios” son urbanos: de la urbe puede enviar noticias a sus comunidades rápidamente, estar informados de las mismas, responder tempestivamente a sus problemas, completar su catequesis, crea una gran empatía con sus corresponsales que lo hace amar mucho y que también lo expone a grandes desilusiones, como revela la 2ª. Carta a los Corintios… Pero valía la pena, aunque fuese para salvar sólo a algunos (Cfr 1Cor 9, 22). En la ciudad hay la posibilidad de que las cartas sean transcritas y multiplicadas para que lleguen a otras comunidades más apartadas y así se realice lo que pide en las oraciones: “En fin hermanos, rueguen por nosotros, para que la palabra del Señor siga difundiéndose y sea estimada, como es entre vosotros” (2Tes 3, 1).

Tal sigue siendo Pablo de Tarso hoy: el misionero “tipo” de las metrópolis, cosmopolita -por raza, cultura, y ciudadanía- y que tiene mucho que decir aún, en un tiempo globalizado, muy parecido al suyo; Pablo que todo lo hizo por el Evangelio, con el ánimo de ser partícipe del mismo (Cfr. 1Cor 9,23). ¡Y que “fatiga” le costó!


Benito D. Spoletini, ssp
desde Argentina

lunes, julio 21

Carta a los amigos/a sobre el “Año Paulino 2008-2009



Amigos, amigas:

El papa Benedicto XVI ha destinado este año a recordar el bimilenario del nacimiento de san Pablo, acaecido entre el 6 y el 8 de la era cristiana. Es una oportunidad única para conocer mejor a este gran convertido, gran misionero, gran comunicador del Evangelio de Jesús que sigue influyendo en la vida de la Iglesia. Mi deseo es ofrecer a mis amigos y amigas las páginas más bellas de este enamorado de Jesús que pudo decir: “Mi vida es Cristo”. El título que he escogido - “Con san Pablo a Cristo”- quiere reflejar eso, pues sin Jesús la vida de san Pablo no tiene sentido. Alcanzado por él en el camino de Damasco, Pablo no abriga, a su vez, otro ideal que alcanzar a Cristo para comunicarlo a todos, convencido como estaba que Cristo es el único salvador. Lo hago con la esperanza de que mis amigos “paulinos” –hombres y mujeres- se entusiasmen y se acerquen al texto mismo de las 13 Cartas de Pablo para asimilar su riqueza, revitalizar su fe y su vida cristiana.

Con el afecto y la oración del p. Benito

Córdoba, 13 de junio de 2008

Sugiero una de estas cinco traducciones:

“La Biblia del Pueblo de Dios”, por Trusso-Levoratti, Ed. San Pablo.

“La Biblia Latinoamericana”, Ricciardi-Hourault, Ed. San Pablo.

“La Santa Biblia”, por E. Martín Nieto, Ed. San Pablo.

“La Biblia de nuestro pueblo”, por L. Alonso Schökel, Ed. Claretianas y Mensajero.

“Biblia de América”, por la Casa de la Biblia.

miércoles, julio 16

Con San Pablo a Cristo


La vida de san Pablo sin Jesucristo no tiene sentido. Su testimonio, su evangelización, sus cartas, apuntan a esto: “Mi vida es Cristo” (Filip 1,21), remachado en Gálatas: “Cristo vive en mí” (2,20). Toda su predicación apunta a la persona de Cristo. El texto que hoy presentamos es dirigido a su discípulo Timoteo y, en él, a todos nosotros.


¡Acuérdate de Jesucristo!

Acuérdate de Jesucristo, que resucitó de entre los muertos y es descendiente de David. Esta es la Buena Noticia que yo predico, por la cual sufro y estoy encadenado como un malhechor. Pero la palabra de Dios no está encadenada. Por eso soporto estas pruebas por amor a los elegidos, a fin de que ellos también alcancen la salvación que está en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna. Esta doctrina es digna de fe:11 Si hemos muerto con él, viviremos con él. Si somos constantes, reinaremos con él. 12 Si renegamos de él, él también renegará de nosotros. Si somos infieles, él es fiel, 13 porque no puede renegar de sí mismo” (Pablo: 2ª a Timoteo, cap. 2, vv. 8-13).

Pregunta: ¿Quién es Cristo para mí?



Consigna: Quiero buscarlo en todo para que mi vida (personal, familiar, profesional) cambie.


Saludos y oraciones del P. Benito


Divúlgalo entre amigos – 13 de julio 08

martes, julio 8

Saulo - Pablo: Antes y después de su encuentro

Cuando el corazón de Saulo más ardía de furia contra los seguidores de Jesús y se dirigía camino a Damasco para acabar con la “falsa doctrina”, se da el encuentro más fascinante y cautivador de su historia. Saulo cayendo al suelo y cegado por una brillante e intensa luz es encontrado por Cristo.

La Iglesia celebra el 25 de enero la fiesta de la Conversión de San Pablo Apóstol. Esta imagen de Pablo convertido se desprende de las páginas de los Hechos de los Apóstoles, donde se narra en tres ocasiones el repentino cambio de Saulo de violento perseguidor de la Iglesia a apóstol de Jesucristo.

La vida de Pablo se puede dividir en dos partes: antes y después de Damasco. Allí hubo un gran impacto, una elección inesperada y una respuesta incondicional.

Saulo era ciudadano romano, hebreo e hijo de hebreos. Era tejedor de tiendas, por profesión. Era además, un judío fiel, para el cual era de fundamental importancia el cumplimiento de la Torá, ya que por medio de esta, alcanzaría la justificación. Una prueba de su gran empeño en el judaísmo y sobre todo de su celo en mantener las tradiciones de los padres es el hecho de que perseguía a la Iglesia de Dios intentando destruirla (Gál 1,13).

Su modo de proceder: entraba en las casas, se llevaba por la fuerza a hombres y mujeres, y los metía en la cárcel (Hch 8,3). En una segunda fase, pide la autorización, de extender su acción inquisidora fuera de la ciudad de Jerusalén. “Entre tanto Saulo, respirando todavía amenazas y muertes contra los discípulos del Señor, se presento al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que, si encontraba algunos seguidores del Camino (comunidad de creyentes), hombres o mujeres los pudiera llevar presos a Jerusalén” (Hch 9,1-2). “Mi furia contra ellos llegó a tal extremo, que los perseguí hasta en las ciudades extranjeras” (Hch 26,11).

“Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente lo envolvió una luz venida del cielo cayó en tierra y oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo ¿por qué me persigues? Él preguntó: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor le respondió: yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero, levántate, entra en la ciudad allí se te dirá lo que debes hacer” (Hch 9,3-9).

En el llamado de Pablo se manifiesta la gratuidad de la acción de Dios. Él lo llama para revelarle el Evangelio de Cristo, es decir, a su Hijo como fuente de la salvación para todos los hombres. Es evidente el contraste entre la acción de Pablo, perseguidor de la Iglesia, y la de Dios que lo llama con su gracia para constituirlo proclamador del Evangelio de Jesucristo. “Por la gracia de Dios soy lo que soy; y la gracia de Dios no ha sido estéril en mí. Antes bien, he trabajado más que todos. Pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo” (1Cor 15,10).

Cuando Pablo piensa en su experiencia de encuentro con Jesucristo, la imagen que le viene a la mente es la de una fuerza que lo ha arroyado: “He sido conquistado por Cristo”. A partir de ese momento todos sus parámetros de juicio y de elección ético-religioso cambian. La historia religiosa de Pablo está marcada por esta experiencia espiritual que fue tan intensa y profunda que modificó de manera irreversible su vida toda.

Existe un gran contraste entre el pasado del judío celoso y observante para conseguir la justificación según la ley, y la nueva relación que vive con Dios por medio del conocimiento de Jesucristo. A la justicia que procede de la ley Pablo contrapone, la justicia que procede de Dios, basada en la fe (Flp 3,9). En lugar de la ley, ahora se encuentra Cristo Jesús. Pablo da el salto del dios de leyes: que recompensa lo que él hace, al Dios revelado en la persona de Cristo Jesús con el cual todo es gracia.

“Pero, lo que antes consideraba una ganancia, ahora lo considero pérdida por amor a Cristo. Más aún, pienso incluso que nada vale la pena si se compara con el conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por Él he sacrificado todas las cosas, y todo lo tengo por basura con tal de ganar a Cristo y vivir unido a Él con una salvación que no procede de la ley, sino de la fe en Cristo, una salvación que viene de Dios y se funda en la fe” (Flp 3,7).

Por: Simona Rosario Acosta
La autora posee un Bachillerato en Psicología y está por comenzar su noviciado en Bogotá, Colombia.


Referencias:
Fabris Rinaldo. 1999. Pablo el Apóstol de las gentes. Paulinas Venezuela.
Vagnoni, Amadío. 2001. Yo Pablo, Apóstol de Jesucristo. San Pablo Venezuela.
Nueva Biblia de Jerusalén

miércoles, julio 2

1era de la Serie de Conferencias sobre San Pablo: Padre Struik

o
SAN PABLO: FUEGO DE CRISTO
por: Padre Félix Strui


¿Viste alguna vez el acto de un trapecista de circo? ¿No te estremeciste al ver cómo, desde cincuenta pies, se lanzó de su trapecio al vacío, confiando que su compañero, al otro lado de la carpa, en el momento exacto le cogiera la mano? ¡Un segundo tarde, y se podía estrellar en el piso! ¡Qué confianza en la precisión de su compañero! ¿Te atreverías a confiar así a otra persona? ¿Pondrías así tu vida en manos ajenas?

Ésta es, exactamente, la aventura de Pablo: se desligó de todo lo que le había sido firme bajo los pies, y se lanzó al vacío. ¿Por qué se lanzó? ¿Por qué confió firmemente que allá, en el aparente vacío, había Alguien que lo cogería en sus brazos poderosos y lo salvaría?

Primeras Experiencias y Conversión

Pablo, aunque judío, nació en Tarso, una ciudad lejos de Palestina al sureste de la actual Turquía. Nació unos diez años después de Cristo en una familia devota de judíos fariseos. Tenía quince años cuando sus padres lo mandaron a Jerusalén, para estudiar la Ley de Moisés y las interpretaciones farisaicas, bajo Gamaliel. Quien le inculco que si cumplía minuciosamente todas las prescripciones de la Ley, se salvaría.

Durante el ministerio público de Jesús, Pablo no estaba presente en la Palestina, de manera que nunca conoció personalmente al Señor, ni oyó la Buena Nueva de sus labios. Cuando regresó a Jerusalén, se topó con los seguidores de Jesús y se indignó profundamente al notar la distinta interpretación de la Ley que éstos habían aprendido del profeta de Nazaret. Primero comenzó a discutir con ellos luego, con un celo fogoso no libre de fanatismo, comenzó a arrastrarlos ante los tribunales judíos, y perseguirlos hasta en el extranjero, hasta Damasco.

¡Pero allá Alguien lo estaba esperando: Jesús mismo! En un flash de luz, lo tumbó del caballo y con esto, de un solo golpe, le quitó el fundamento sólido de debajo de los pies: ¡aquella seguridad de salvarse por la Ley! Pero, al caer así del caballo, ¿se le estrelló la cabeza contra el suelo? ¡No, cayó en los brazos fuertes de Jesús! Aquel Jesús que, desde ese momento hasta el fin de su vida, fue fundamento, sólido como roca, bajo sus pies. Y no sólo roca bajo los pies, sino más aún, fuego en el corazón: fuego que le ha impulsado hasta los límites de su mundo mediterráneo, para contagiar a otros con esa experiencia.

Su Vida Apostólica

Desde ese momento su vida transcurrieron unos 22 años de continuo viajar y predicar el Evangelio, - y otros cinco años de prisión y cárceles por razón de este Evangelio. Entre los años 37 y 39 DC estuvo predicando en Damasco y sus alrededores. Entre los años 40 a 44 su área de trabajo apostólico era su ciudad natal Tarso, y desde allí las áreas de Siria al este y Cilicia al oeste. En el año 45 Bernabé lo invitó a que se asociara a él en la labor de evangelizar la gran ciudad de Antioquía de Siria. Pero pronto el Espíritu Santo impulsó a ambos a emprender un primer viaje misionero de cuatro años por Chipre y el área surcentral de Asia Menor. Al final de este periplo ambos compañeros participaron en el “Concilio de Jerusalén”, para zanjar la controversia sobre cuánta importancia seguía teniendo la Ley Mosaica para los cristianos.

Vuelto a Antioquía, tuvo un fuerte altercado con Pedro y, poco después, con el propio Bernabé, y desde entonces se separaron. Pablo se retiró de Antioquía, en su segundo viaje misionero por Asia Menor y Grecia. Durante este viaje estuvo durante un año y medio en Corinto, donde combinó la labor evangelizadora con su profesión como tejedor de lona. En estos años escribió la Primera (y quizás la Segunda) Carta a los Tesalonicenses sobre la Segunda Venida de Cristo.

Durante el tercer viaje misionero por la cuenca oriental del Mediterráneo, se quedó dos años trabajando en Éfeso, donde escribió su Carta a los Gálatas y la de los Romanos sobre la oposición fe-obras, o gracia-ley. Además escribió allí varias cartas a la Comunidad de Corinto sobre temas ocasionales. Allí, una de sus preocupaciones era que Corinto no se quedara aislado del resto de la Iglesia y, por tanto, que tuviera buenas relaciones con la Iglesia-Madre por lo que organizó una colecta para socorrer a los muchos pobres de la Comunidad de Jerusalén.

Cuando en el año 58 fue a entregar la colecta, fue arrestado y quedó preso, primero y Jerusalén y luego en Cesarea durante dos años. Apeló al Emperador, y fue enviado a Roma, donde fue preso otros tres años, quedado finalmente libre, sin juicio. Desde la cárcel escribió, sobre temas Cristológicos, sus cartas a los Filipenses, a los Colosenses y a los Efesios (si ésta realmente es de Pablo). Después de su liberación, si pudo o no cumplir su deseo de ir a predicar en España, no sabemos. Lo que parece cierto es que fue martirizado en Roma en el año 67, poco después del martirio de Pedro, con quien parece haberse reconciliado, y en efecto en Apocalipsis, 11 se refiere a esos dos Apóstoles como Columnas de la Iglesia Romana.

Valor y Dificultad de sus Cartas

El carácter nervioso, rápido, inquieto y hasta fogoso de Pablo se refleja no sólo en su persecución inicial a los Cristianos, y en las ‘ronchas’ que levantaba en todas partes (con Pedro, con Bernabé, con las autoridades civiles en las ciudades griegas, y con los Saduceos en Jerusalén). Sino también en su método misionero y en el estilo de sus cartas.

Cuando llegaba a una ciudad, esperaba hasta el sábado, y entraba en la sinagoga local y presentaba el Evangelio de Cristo. Generalmente tenía poco éxito entre los Judíos, pero muchos prosélitos y paganos que lo oían, acogían su mensaje y formaban una nueva Comunidad. Pablo solía quedarse muy poco tiempo: unas semanas o máximo, unos meses, y continuaba su viaje a la siguiente ciudad.

Luego de su partida, surgían dudas o disputas entre estos nuevos Cristianos quienes le enviaban una carta con la lista de dudas y preguntas y en gran parte las cartas de Pablo, son respuesta a esas preguntas (I Corintios un claro ejemplo). Ello explica por qué sus cartas son escritos ocasionales, sin pretender dar una exposición coherente y sistemática de la Fe Cristiana.

El estilo de sus cartas es vivo, muchas veces precipitado y gramaticalmente incorrecto. Por la dificultad que había en aquel tiempo de escribir con cálamo sobre papiro, era costumbre dictar las cartas a un secretario, que no lograba escribir con la velocidad del ‘torrente’ de ideas que Pablo dictaba. De ahí muchas oraciones inacabadas o incoherentes en sus cartas.

Pablo gustaba de exagerar las oposiciones ‘carne-espíritu’, ‘fe-obras’, ‘ley-gracia’, y otras que no se pueden tomar literalmente. No es de extrañar, pues, que ya el autor de II Pedro 3.15-16 diga que las cartas paulinas son “harto difíciles de entender”, y que se prestan a “interpretaciones torcidas”. Con más razón debemos esforzarnos por formarnos bien, y no dar malas interpretaciones, sino crecer en nuestra fe por el contagio del fuego de San Pablo.

Este es..

... un espacio para peregrinar a través de las Cartas de San Pablo, un lugar para reflexionar, compartir, y disfrutar de La Palabra a través de su gesta como el Apóstol de las Gentes. Una oportunidad más para conocer a Pablo de Tarso, misionar con él y llevar la Palabra de Jesús Resucitado.