Un lugar para caminar con San Pablo... para llevar a Cristo a cada persona en cada paso... un espacio para peregrinar a través de las Cartas de San Pablo, un lugar para reflexionar, compartir, y disfrutar de La Palabra a través de su gesta como el Apóstol de las Gentes. Una oportunidad más para conocer a Pablo de Tarso, misionar con él y llevar la Palabra de Jesús Resucitado.

lunes, marzo 9

5ta Conferencia sobre San Pablo: Espiritualidad Paulina (Parte 3)

La mayoría de nosotros no disponemos de otro acceso Dios y a la felicidad que el aquí y el ahora. El problema es descubrir cómo hacer del aquí y de nuestro ahora algo bueno y santo. Es lo que tenemos para hacer de nuestra vida algo valioso y hacer que la presencia de Dios y la santidad sean parte de nuestra vida cotidiana. La espiritualidad se encuentra en el aquí y ahora, en la vida diaria normal, es lo que sacude el polvo y el barro de cada día y lo convierte en belleza.2

¿Cómo puedo entonces descubrir la espiritualidad en mi vida cotidiana? Mi fe y espiritualidad son fundamentalmente escuchar a Dios. La escucha es el elemento que aglutina las distintas facetas de la vida y de mi vida. La escucha es el hilo aconductor, que subyace las decisiones y caminos que cada uno ha ido recorriendo hasta el presente. Es lo que nos libera y nos llena de paz y gozo. La escucha es la manera específica de llevar a la práctica y a la vida mi fe cristiana. Dichoso el que habla a oídos que le escuchan (Eclesiástico 25,12). La escucha y el amor están íntimamente relacionados: Escucha Israel, el Señor es el único Señor y amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón…Dt. 6,4; Mc.12, 28ss. Escuchar es un acto libre, para escuchar hay que querer escuchar. Escuchar no quiere decir no hablar, supone hacer silencio interior, hacer un vacío interior, un espacio para acoger la palabra de aquél a quien quiero escuchar. Escuchar sabiendo que alguien te escucha.

“Miren que llegan días –oráculo del Señor- en que enviaré hambre al país; no hambre de pan, ni sed de agua, sino de escuchar la palabra del Señor; irán errantes de Levante a Poniente, vagando de Norte a Sur, buscando la palabra del Señor…” (Amós 8,11).

Si hoy escucháis su voz, no endurezcáis vuestros corazones. (Salmo 94,8) Y también: Quien tiene oídos para escuchar, escuchen lo que el Espíritu dice a las Iglesias. (Ap. 2,7) ¿Y que dice? Venid, hijos; escuchadme; os instruiré en el temor del Señor. (Salmo 33,12)

San Pablo nos invita a escuchar, a tener un oído atento a la voz del Señor que nos habla, que nos aconseja, que nos invita a la conversión. Escucha dice el amor verdadero. Escuchar es lo que la espiritualidad cristiana propone en una cultura moderna pero que muy pocas veces escucha.

Por eso nos invita a la oración, a escuchar a Dios y a responderle. A dejar que la Palabra se encarne en cada uno de nosotros, se haga vida, y nos impulse al compromiso con los otros. Como María que acoge en su seno al Dios hecho hombre, al Dios hecho Palabra. María es la convertida en servicio, la que se abandona al proyecto de Dios, porque le escucha y responde con un Si, con total disponibilidad, y apertura al misterio de Dios. María se pone en manos de Dios para lo que sea, para que Él haga en Ella su voluntad. María es nuestro ejemplo, nuestra guía, nuestra maestra en la escucha.

Escuchar es una disciplina que me lleva a la conversión. Por eso, el cristiano como Pablo es un ser en constante conversión, un converso. Dejar que el Señor nos acoja y escuchar sus propuestas, abandonando las nuestras es nuestro reto. Si Dios hace silencio, es porque su silencio es elocuente, Dios llega cuando quiere, su retraso no es otra cosa que la paciencia de un Padre amoroso que desea hacer grandes cosas en cada uno de nosotros como lo hizo en Pablo. San Pablo se mueve en una atmósfera de oración, la oración es como la respiración de su alma.3 Por eso desea que pongamos nuestra atención en algo superior.

(Continuará)

Autora: Dra. Irma Hernandez Torres
Presidenta del Instituto Teológico de Puerto Rico (ITIPRI)

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