Un lugar para caminar con San Pablo... para llevar a Cristo a cada persona en cada paso... un espacio para peregrinar a través de las Cartas de San Pablo, un lugar para reflexionar, compartir, y disfrutar de La Palabra a través de su gesta como el Apóstol de las Gentes. Una oportunidad más para conocer a Pablo de Tarso, misionar con él y llevar la Palabra de Jesús Resucitado.

lunes, mayo 23

1. 6. El contacto con las comunidades: las cartas por Carlos Mesters

1. 6. El contacto con las comunidades: las cartas

Durante los viajes, Pablo mantenía contacto con las comunidades a través de mensajeros (cf. Col 4,10; 1Cor 1,11; 16,12-17-18; 1Tes 3,2-6), y a partir del segundo viaje, también lo hacía a través de cartas. Pedía que sus cartas fueran leídas en las reuniones de la comunidad (1Tes 5,27) y que fuesen enviadas también a las demás comunidades. La segunda carta a los Corintios, por ejemplo, fue escrita para todas las comunidades de Grecia (2Cor 1,1). Pedía también que las comunidades intercambiasen las cartas que recibían (Col 4,16).

Pablo escribió muchas cartas. No todas se conservaron. En las cartas a los Corintios, él menciona dos o tres cartas a la misma comunidad que no conocemos (cf. 1Cor 5,9; 2Cor 2,3-4.9; 7,8-12). En la carta a los Colosenses, habla de una carta escrita a la comunidad de Odisea, que no se conservó (Col 4,16).

Hoy, es fácil escribir. Basta conseguir un bolígrafo y un pedazo de papel. En aquel tiempo era diferente. Las personas no tenían la costumbre de escribir, ni tenían las facilidades que tenemos hoy día. Escribir era complicado. Exigía tanta atención que casi no se podía pensar y escribir al mismo tiempo. Por eso, quien quería escribir una carta solía llamar a una persona especializada en el asunto. Esto era lo que Pablo hacía. Dictaba personalmente y el secretario escribía. En la carta a los Romanos, el secretario aprovechó un momento de descanso, entre una frase y otra, para mandar un abrazo: “Yo, Tercio, que escribí esta carta, les mando un abrazo” (Rom 16,22).

Al final de la carta, Pablo firmaba de su propio puño (2Tes 3,17; Gál 6,11; 1Cor 16,21; Col 4,18). Parece ser que solamente la carta a Filemón la escribió enteramente el propio Pablo, sin la ayuda de un secretario (Flm 19). Incluso es la más corta de todas. Al final de la carta a los Gálatas, Pablo tomó la pluma y escribió con letras enormes: “Vean qué tamaño de letras estoy escribiendo, yo, Pablo, de mi propio puño!” (Gál 6,11). La firma “de su propio puño”, era una especie de marca registrada; distinguía las cartas de Pablo e impedía las falsificaciones (cf. 2Tes 3,17).

Casi siempre Pablo escribe las cartas junto con sus compañeros de misión. Ellos aparecen a su lado en el saludo inicial y los recuerdos finales. Parece ser que discutían entre ellos el asunto, antes de escribir.

Una de las pocas cartas sin recomendaciones personales, ni saludos finales, es la carta a los Gálatas. Es que la relación entre Pablo y la comunidad estaba tensa, enervada. “Falsos hermanos” estaban queriendo separar a los Gálatas de Pablo (Gál 2,4; 16,8; 3,1; 4,16-17). Pablo estaba irritado y fue obligado a defenderse. Otra carta, sin recomendaciones, ni saludos, es la carta a los Efesios; se trata, probablemente, de una carta circular, una especie de encíclica, igual para todas las comunidades. La copia que conservamos es la que fue enviada a la comunidad de Efeso.

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