Un lugar para caminar con San Pablo... para llevar a Cristo a cada persona en cada paso... un espacio para peregrinar a través de las Cartas de San Pablo, un lugar para reflexionar, compartir, y disfrutar de La Palabra a través de su gesta como el Apóstol de las Gentes. Una oportunidad más para conocer a Pablo de Tarso, misionar con él y llevar la Palabra de Jesús Resucitado.

viernes, abril 1

4. Una nueva fuente de espiritualidad: beber del propio pozo por Carlos Mesters

4. Una nueva fuente de espiritualidad: beber del propio pozo

Conviene recordar aquí una cosa muy importante: la experiencia que Pablo tuvo de Jesús no le cayó en paracaídas, sino que le vino a través de la mediación de personas bien concretas: Esteban (Hch 7,55-60), Ananías (Hch 9,17), Bernabé (Hch 9,27; 11,25; 13,2; 1Cor 9,6) Eunice y Lois (2Tm 1,5) Timoteo (Rom 16,21; 1Tes 3,2-6; 1Cor 16,10; 1Tm 1,2), Pedro, Santiago y Juan (Gál 2,9) Febe la diaconisa (Rom 16,1), el matrimonio Priscila y Aquila (Hch 18,2,18; Rom 16,3; 1Cor 16,19), Lidia (Hch 16,14-15.40) y otros muchos, amigos y amigas.

La espiritualidad no es un conjunto de ideas lindas para ser meditadas, sino una experiencia concreta de Dios y de Jesús en la comunidad y en la lucha del pueblo. Cuando Pablo, por ejemplo, escribía: “por el bautismo fuimos sepultados con Cristo en la muerte” (Rom 6,3), debió de haber pensado bien concretamente en las pedradas de muerte que recibió en Listra (Hch 14,19); en la prisión peor que la muerte sufrida en Efeso (2Cor 1,8-9; 1Cor 15,32); en la flagelación recibida en Filipos (Hch 16,22-23) y así en otros muchos casos. La espiritualidad no pasa por los hilos de alta tensión, distantes de las casas del pueblo, sino por los hilos de la red doméstica, empotrados en la pared de las experiencias humanas: amistad, ayuda, lucha, conflicto, sufrimiento, tensiones, amor...

La experiencia en el camino de Damasco limpió la obstrucción de la fuente interior de Pablo y brotó el agua formando muchos riachuelos en la vida externa. Ella es como un diamante pulido que recibe la luz del sol: rompe la luz en los colores del arco iris y revela así las bellezas y las riquezas, tanto de su interior, como de la propia luz que entra en él. La luz del sol es Dios que se hizo presente en la vida de Pablo. El diamante es la experiencia de Jesús resucitado. Las dos riquezas y bellezas fueron apareciendo a lo largo de los años en la vida de Pablo. Están guardadas en las cartas como fotografías en el álbum de la familia. De vez en cuando, es bueno abrir el álbum para mirar y meditar las fotografías. ¡Es bueno mirar por la ‘ventana’ del texto y descubrir que es un ‘espejo’!

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