Un lugar para caminar con San Pablo... para llevar a Cristo a cada persona en cada paso... un espacio para peregrinar a través de las Cartas de San Pablo, un lugar para reflexionar, compartir, y disfrutar de La Palabra a través de su gesta como el Apóstol de las Gentes. Una oportunidad más para conocer a Pablo de Tarso, misionar con él y llevar la Palabra de Jesús Resucitado.

sábado, abril 9

5. Los lugares por los que Pablo anduvo durante el segundo período por Carlos Mesters

5. Los lugares por los que Pablo anduvo durante el segundo período

Las informaciones geográficas de estos trece años, además de pocas, son inciertas. Estando todavía en Damasco, Pablo empezó el anuncio de la Buena Nueva y provocó un conflicto con los judíos. Tuvo que huir para escapar de la muerte (Hch 9,20-25). Entonces fue a Arabia, donde permaneció tres años (Gál 1,17). Según los hechos, fue también a Jerusalén, donde la comunidad no le acogió bien, pero Bernabé rompió el hielo y lo presentó a los apóstoles (Hch 9,26-28). Un nuevo conflicto le obligó a Pablo a salir de Jerusalén. Volvió a Tarso (Hch 9,29-30). Nueve años después Bernabé lo llamó para trabajar en Antioquía, donde judíos y paganos convertidos vivían en buena armonía (Hch 11,19-26). De este medo, a lo largo de trece años, Pablo fue preparándose para la misión. ¡Dios parece no tener mucho apuro!

¿Cómo fue la vida de Pablo durante esos trece años? No tenemos informaciones. Debe haber participado normalmente de la vida de la comunidad; debe haber anunciado el Evangelio y contribuido a su expansión y al crecimiento de las comunidades en Siria, en Arabia y en Cilicia; debe haber ejercido su profesión para tener qué comer y con qué vestirse. El peso de este segundo período no está en los viajes ni en las actividades, sino en la nueva experiencia de vida, a partir de Jesús. Probablemente fue en este período cuando Pablo tuvo las experiencias místicas, de las que él mismo habla en la segunda carta a los Corintios (2Cor 12,1-10).

Pablo recibió ojos nuevos. Ve las mismas cosas de siempre: la vida, las personas, la Biblia, el pueblo, la ciudad, el pasado, la alianza, la Ley, el templo, la sinagoga, el trabajo, los conflictos, los lugares, todo lo que ya pertenecía a su mundo. Pero la nueva experiencia del amor de Dios en Jesús (Rom 8,39) le cambió los ojos y le ayudó a descubrir nuevos valores que no veía antes. Como un joven después de enamorarse descubre en la misma chica valores de los que antes no se daba cuenta.

La experiencia de Damasco clarificó la vida de Pablo y le ayudó a atravesar momentos difíciles. Como Pablo, cada uno de nosotros tiene su historia. En ella existen hechos y experiencias que clarifican nuestra vida: los hechos que llevamos con nosotros en la memoria. En los momentos difíciles, su recuerdo nos ayuda a atravesar los vacíos y las crisis que aparecen. Lo que acabamos de ver en Pablo nos enseña a dar el debido valor a la experiencia que cada uno de nosotros tiene de la vida, y nos ayuda a descubrir la fe que existe en nuestro interior. Como en Pablo, también en cada uno de nosotros, la experiencia puede ser de gran importancia para el trabajo en las comunidades y para el caminar del pueblo.

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